Susana Castro: “Creo que soy como el algarrobo que crece despacito”

Con cuatro discos en su haber y más de 20 años de trayectoria, la jachallera se anima a grabar por primera vez un trabajo con composiciones propias, en las que refleja sus vivencias. Dice que hoy siente que mostrar sus cosas es una necesidad interior y reconoce que su carrera fue creciendo lentamente.

La casa rebosa vida. Tres hijos y un marido entran y salen a cada rato. Suena el teléfono y el timbre casi sin pausa. Entre medio, los músicos de Susana Castro, que de ella se trata, llegan a buscar instrumentos para ir a otros ensayos o simplemente pasan a saludar. No es fácil afrontar la entrevista, sin embargo la cantante jachallera se encuentra feliz. Está grabando el quinto disco de su carrera y el primero que incluirá 10 temas propios de los 11 que lo componen y eso la tiene de buen humor, a la par que terriblemente agotada. Además, su tema La Deolinda la llevará nuevamente a Cosquín, escenario donde ganó en 1988, porque representará a San Juan como Canción inédita dentro del selectivo Pre Cosquín.

Serena, consciente de todas las crisis por las que atravesó en su carrera, hoy evalúa que “fui muy lento. Recién ahora, después de más de 20 años, me decido a tomar un camino que creo que es definitivo”.

—¿Qué significa este nuevo disco?

— Es un desafío más. Como dice Sergio Manganelli (propietario del estudio donde está grabando), es un momento de tu vida. Esta selección de canciones, estos arreglos, estos músicos, es lo que estoy viviendo.

— Este momento en que te animás a mostrar tus temas propios

— Había una necesidad mía de expresar eso, pero debía tomar la decisión. Desde lo más íntimo era una necesidad de mostrar estas canciones.

— ¿Cuánto te interesa a esta altura de tu carrera la mirada del otro?

— Quizás fue un error, pero nunca miré qué le interesaba a la gente para hacer un trabajo, siempre fue desde lo que yo quería decir. Es mostrar lo que yo sentía, lo que pensaba, lo que quería decir. Y en cuanto a mis pares, siempre confío en los músicos con los que trabajo. Ahora que mis hijos son grandes y que son melómanos, más el Negro (NdelaR: su marido), que siempre estuvo al lado mío, opinan, pero la decisión final la tengo yo.

— Este disco tiene que ver con leyendas y mitos de San Juan, pero sobre todo con tu infancia en Jáchal

— Sí, es todo lo que me persiguió en la niñez. “Jáchal es un pueblo supersticioso. Toda mi infancia creí en las brujas, que decían que se juntaban los viernes por la noche en el árbol más alto”. O en las historias que nos contaba la tía Juana, sobre brujas, el diablo, o cuando mi tía Adela con mi tío y mi mamá llamaban a los espíritus en la mesa de tres patas. Lo he visto yo, escondida. Uno vivió creyendo eso.

—¿Hoy seguís creyendo?

— En esas cosas no, pero creo en otras, como en la Difunta Correa. Soy una admiradora de lo que hizo la Deolinda, de lo que es capaz de hacer una mujer por amor. A mí me han pasado muchas cosas relacionadas con brujas. Creo que hay gente que puede ver lo que uno no. Creo en doña Felipa, porque conozco gente que se curó con ella. Yo tenía la necesidad de contar estas cosas, y me  siento tan feliz por haberlo hecho.

— ¿Evaluaste los prejuicios que tiene esta sociedad cuando alguien habla de brujerías?

— No pensé en eso. También hablo de las máscaras en el disco. Las máscaras nos protegen. Nosotros nos aferramos a estas creencias: a la Difunta, a San Cayetano, a la virgen de Andacollo, pero no hablamos. Son realidades ocultas, cada uno se protege con una máscara para la ocasión. Mucha gente acude a la médica de la alfalfa, pero no lo dice. No creo que nadie se vaya a molestar con esto, es recordar, sincerarnos y creo que es positivo.

— Son vivencias compartidas

— Son búsquedas. Tuve muchas crisis en mi carrera, de pensar que lo que hacía no me gustaba o no servía. Todas estas cosas están adentro mío y nunca las dije, ¿por qué? A mí me sirven, son sanaciones, quizás sirvan a otras personas también. Ahora me animé, empecé a quererme más. Pero también es apostar a cosas nuevas, como lo que hace Daniel Giovenco, Mili Yacante, Mario Zaguirre, antes el Negro Figueroa. Creo que puedo aportar algo distinto. Hay gente que le va a gustar y otra que no, como siempre.

— En 1988 triunfaste en Cosquín, escenario que muchos artistas consideran un trampolín para su carrera; sin embargo vos, apostaste a tu familia, a San Juan. ¿Alguna vez te arrepentiste de esa decisión?

— No. Porque fui muy lento en mi carrera. Recién ahora, después de más de 20 años, me decido a tomar un camino que creo que es definitivo.

Creo que abrí pequeños espacios y distintos a los que genera el mercado. Creo que construir tu carrera en un año es fantasía. Es distinto hacer una carrera comercial a una que tenga que ver con la cultura. Me inclino por otras corrientes que no son tan escuchadas.

— ¿Por qué mantuviste a la par tu carrera musical con la de docente de Educación Física y muchas veces utilizaste una en favor de la otra?

— Creo que es aporte social que puedo hacer. Cuando uno trabaja con niños, se da cuenta que ellos son el termómetro de la sociedad. Vos podés hacer una proyección de cuántas familias padecen lo mismo. Sé que puedo aportar solidariamente. Si con la presentación de uno de mis discos puedo hacer que la escuela de Divisadero reciba alimentos, lo hago. No son soluciones, pero es aporte. Mucha gente lo hace.

— ¿Te molestan las críticas por tu apoyo a la minería?

— En un momento, sí. Me dio bronca porque conocía a la gente que estaba a la cabeza de esos movimientos anti mineros, que como no tenían espacios propios se adueñaban de los espacios de otros. Si me apoya una empresa minera para grabar un disco, no soy yo el problema. Esas empresas trabajan con responsabilidad social por la cultura, y en el mundo. El problema no es tampoco el medio ambiente, porque a través del trabajo del Negro que es geólogo y de mi hijo que estudia geología, sé cuáles son los peligros que tienen que ver la contaminación. Creo que en realidad por lo que hay que pelear es por el porcentaje que queda en el país y el que se llevan las empresas, y que tiene que ver con las leyes que han votado los diputados que nosotros elegimos. Por eso es lo que creo que hay que pelear. Si en la Argentina, los que controlan, controlaran, sería diferente. Cuando vayamos a votar tenemos que tener en cuenta esas cosas.

— ¿Hay un doble discurso desde algunos sectores de la izquierda?

— Si. Pero creo que lo que pasa también es que han perdido los ámbitos de convocatoria y aprovechan otros. A mí me pasó que en una peña en Jáchal desde una mesa me silbaran. A mí  nunca me había pasado que me silben. Y me silbaban a mí y me gritaban cosas. Iba a llamar a esa gente y decirle: “Tomá el micrófono y hablá; sacate la mierda que tenés adentro”. Pero luego pensé: “No, yo voy a cantar. Andá hacé una movilización. Buscá la manera y bajá tu línea, que ahora es ecologista y antes fue política. No seas caradura de usar los espacios de otro”.

— Eso pasa en las marchas por Tellechea

— Claro, eso es puntualmente para pedir justicia por Raúl, nada más.

— ¿Qué te llevó a participar de esas marchas?

— Dos cosas: Una, que creo que nadie puede desaparecer de la faz de la tierra sin que nadie sepa nada. Ahora le tocó al Raúl, me puede tocar a mí, a mi hijo, a cualquiera. El Negro tiene un hermano desaparecido y yo he visto morir a la madre creyendo que el hijo iba a aparecer. Sé lo que han sufrido como familia por la ausencia de una persona que se fue y nunca apareció. Yo lo he padecido con ellos. Por años hemos brindado sin nombrar a Juan Carlos, por lo doloroso que era. ¿Cómo no voy a ir a una marcha por eso? Si había hecho algo, que la justicia lo juzgue. La otra, es que conozco a la familia, a los hijos, que son amigos de mis hijos. Y veo gente que no se moviliza por eso y se queda entre sus cuatro paredes. En San Juan eso es muy común.

La Deolinda

El tema La Deolinda de Susana Castro fue elegido para representar a San Juan en el Pre Cosquín dentro del rubro Canción inédita.

La cantante reconoce que su admiración por la Difunta fue la que la llevó a escribir este tema. “Porque soy mujer y mi mirada sobre la historia de la Deolinda es diferente a lo que ya está escrito, en general por hombres. Los hombres miran la vida de otra manera”.

Susana cuenta que durante años ha ido a la Difunta, y cuando se creó la Posta, la corrió hasta que un problema en una rodilla le impidió hacerlo, pero igual fue como acompañante.

“Siempre tratando de entender qué la llevó a tomar la decisión de ir a buscar a su marido. No sé si los hombres son capaces de hacer una cosa así”, explica al tiempo que asegura que estaba convencida, cuando la presentó, que iba a ganar “simplemente porque es algo distinto”.

El 7 y el 8 de enero de 2009, Susana y todos sus músicos estarán en Cosquín para presentarla, pero hace dos semanas, antes de comenzar a grabar los primeros temas, Susana partió en bicicleta hacia la Difunta, como una forma de agradecimiento.

“Salí a las tres de la tarde. En el tramo de los 10 Km de subida de la Cuesta de las Vacas, en ese desierto que vos ponías un huevo en el asfalto y se cocinaba; y el agua se calentaba en la caramañola, pensaba en la decisión de esa mujer que tomó al niño, se puso un chal para que la abrigara en la noche y partió. Qué amor, qué amor para hacer eso”, cuenta.

Jóvenes músicos

Es la primera vez que Susana trabaja con un grupo de músico tan jóvenes, que van desde los 21 a los 35 años, desde Jonathan Vera (guitarra), Gokú Illanes (percusión), Hugo Figueroa (guitarra) a Daniel Pellice (bajo).

“Los ensayos son muy divertidos, me contagian la alegría de los 20 años, la forma de ver la vida”, cuenta Susana, quien además confió en Hugo para que hiciera los arreglos y la dirección musical del disco, aún sin nombre y que espera presentar en febrero del 2009.

“En estos cuatro especímenes encontré los cómplices para hacer esto. A Hugo le canto las canciones y él las escribe, porque no sé escribir música y me sorprendió ver los talentoso y criterioso que es. Aparte tiene una formación no sólo folclórica, y fue importante oara hacer un disco no es solamente de folclore cuyano. Cada uno aportó lo suyo”, explica.

La cantante opina que “ellos tienen apertura hacia lo que uno puede hacer desde acá, con la fusión de ritmos, y no se pierde nada”.

Nombre: Susana Castro

Estado civil: casada hace 23 años con Jorge Catnich

Hijos: Tres: Juan Carlos (22), Jorgelina (19) y Felipe (15)

Una película: “Soy amante del cine. Me gusta mucho cine latinoamericano y el argentino. Ahora tenemos acceso a eso”

Un programa de TV: La Ventana

Un libro: “Las novelas de Vargas Llosa y García Márquez”

Una música: “Los sábados y los domingos a la mañana escucho música clásica. Cuando viajo, sólo música instrumental. Y sobre todo autores y compositores latinos, y mujeres, muchas mujeres”.

Una comida: “Pastas”

Cómo te gustaría que te recuerden: “Cantando; esa soy yo; y como una luchadora”

Nota publicada en El Nuevo Diario el Viernes 26 de diciembre de 2008, en la edición 1374

 

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Susana Castro es madre de Juan Carlos, Jorgelina y Felipe.
Susana Castro: Soy una admiradora de lo que hizo la Deolinda, de lo que es capaz de hacer una mujer por amor.
Susana Castro, cantante: Las máscaras nos protegen. Nosotros nos aferramos a estas creencias: a la Difunta, a San Cayetano, a la virgen de Andacollo, pero no Hablamos”.