Barrio Kennedy

Los terrenos donde se construyó el barrio pertenecían a las familias Zamarbide y Graffigna, quienes saldaron una deuda con el Gobierno entregando parte de los mismos.

Nació junto a decenas de barrios que cambiaron la silueta del Gran San Juan en los años "60, de la mano del gobierno bloquista. El Kennedy, en Santa Lucía, albergó en una primera etapa de 460 casas, a gente joven, trabajadora, de clase media -comerciantes y empleados de comercio, maestros, profesores, gremialistas y políticos- que concretaron el sueño de la vivienda propia gracias a las operatorias conjuntas entre el Banco Hipotecario y el Instituto Provincial de la Vivienda. Cinco años después terminaron codeándose con familias de menores recursos -una ampliación de 189 casas sólo del IPV- que gracias a la convivencia se transformó en la actual zona residencial de clase media.

Calles y veredas anchas, casas generosas, con terrenos de 250 metros cuadrados aparecen hoy remozadas y con ampliaciones, en una zona muy familiar, a pocas cuadras de la capital sanjuanina.

 

Pero al principio, en octubre de 1969, en el gobierno de José Augusto López, cuando se entregaron las llaves, como todo barrio nuevo estaban las casas peladas y desprovistas de árboles: "Era un poco desolado", dice Ceba Mufari (86), uno de los primeros vecinos que crió allí a sus tres hijos junto a su esposa, en la casita de la esquina de la calle Godoy Cruz.

 

Había mucha camaradería con los nuevos vecinos -de hecho, terminó forjándose una amistad que dura hasta hoy- pero la necesidad de intimidad, y de divisiones que separaran las casas era imperiosa. El obstáculo era la financiación, porque los flamantes propietarios tenían que pagar cuotas altas para la época. Entonces los vecinos comenzaron a plantar maíz por donde corría la línea divisoria de cada fondo, porque es una planta que crece rápido y que formó una pared que proveyó la ansiada separación.

 

Nadie se acuerda de quién fue la idea original, pero el ejemplo cundió por el barrio y al poco tiempo todos los fondos estaban delimitados por esas plantas. El sobrenombre fue inevitable: "Nos tildaron el barrio de los choclos, porque habíamos plantado el maíz para tener cerrado el fondo", recuerda Mufari, quien cuenta que "muchos años después" consiguió los medios para hacer la división de ladrillo.

 

La historia política del barrio también es curiosa. Los terrenos donde se construyó el barrio pertenecían a las familias Zamarbide y Graffigna, quienes saldaron una deuda con el Gobierno entregando parte de los mismos, según recordó otro vecino, el periodista gráfico Rodolfo Barrios. Era la época en que gobernaba el bloquista Leopoldo Bravo (1963-1966). Las casas se iniciaron cuando estaba el gobernador de facto Edgardo Gómez y finalmente las entregó su sucesor, José Augusto López, en octubre de 1969, dos meses después de su asunción bajo la presidencia de Juan Carlos Onganía.

Fuente: Diario de Cuyo

 
 

 

GALERIA MULTIMEDIA
Mapa del barrio. Fuente: Diario de Cuyo.
Amplias. Las casas del Barrio Kennedy se caracterizan por los amplios terrenos. Eran viviendas para los trabajadores, pero con mucho nivel y categoría. Fuente: Diario de Cuyo.
A estrenar. Las familias que habitaron el barrio, frente a sus casas recién entregadas. Todavía no existían las medianeras y el jardín delantero era apenas un espozo, con plantas de pequeño porte. Con el tiempo, la fisonomía del barrio fue cambiando. Fuente: Diario de Cuyo.