La Difunta Correa

 La primera vez que oí hablar de la Difunta Correa fue en 1922. Un grupo de devotos, en la finca de mi padre, se preparaban, el Viernes Santo, para pagar sus promesas en el oratorio de la difunta, situado en las estribaciones de las sierras Pié de Palo, pertenecientes al grupo de las pampeanas. El santuario de la difunta está ubicado al norte de las vías del Ferrocarril General Belgrano (línea San Juan –Zerrezuela - Córdoba) a 500 mts. sobre el nivel del mar y 62 kilómetro de la ciudad de San Juan.

Constituye una hermosa leyenda, extraordinariamente difundida en Argentina, trascendiendo sus posibles milagros, los límites de nuestra patria. Configura además, por sus características circunstanciales un marcado hecho folklórico.

Leyenda es una narración de hechos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o ciertos. La Difunta Correa ha originado una de las tradiciones más notables, el nombre de su santuario es tan conocido que se refleja en diccionarios, folletos, libros y films, dando cuenta de su vigorosa trascendencia.


En el Departamento de Caucete (El Vallecito) habría muerto allá por 1840/1850, Deolinda Correa, protagonista de esta narración. Vivió aproximadamente desde 1820 a 1855, según versiones, en distintos lugares como San Juan, La Rioja y Costa del Bermejo. Para entonces gobernaban, temporariamente, la provincia Manuel Gregorio Quiroga y José Tomás Albarracín, entre otros, mantenidos en el poder por las huestes de Facundo Quiroga. "Ocho provincias tengo" rezaba el primer verso de una copla del Tigre de los Llanos, entre ellas estaba San Juan.
Eran los dominios absolutos del Tigre “Copinango” que según Leopoldo Lugones de día vive como hombre transformándose en tigre de noche, especie de uturanco del norte argentino; sus adictos le seguían incondicionalmente.

Juan de la Torre en su libro "La Difunta Correa", dice: "Los gauchos ponían la cabalgadura, los aperos eran de Facundo y a su llamado todo se movilizaba. El día de cada expedición, el monte todo presentaba un clima expectante de sugestiones y alarmas. Cada gaucho preparaba su caballo y limpiaba sus aperos. Al paso del grueso del ejército se iban uniendo nuevos jinetes; hombres recios y curtidos, ágiles en la lucha y resistentes en la marcha. Los gauchos avanzaban con sus guardamontes, detrás del caudillo bárbaro al que ciegamente obedecían".

A la heroína se la conoce esencialmente por Deolinda Correa, aún cuando se le da otros nombres como Mercedes, Deolinda Antonia o Belinda.

Sus padres habrían sido Pedro Correa y doña Damiana; también se mencionan José Amador Correa y doña Tránsito Gramajo. Se tiene por esposo de Deolinda a Clemente o Baudilio Bustos.

Era una mujer bien parecida, impregnada de una bondad innata; veamos cómo se origina el alejamiento del hogar y cómo comienza su odisea hasta que la alcanza la muerte.

Las versiones más difundidas consagran como valedero el propósito de seguir a su esposo "rastrillado” por las huestes de Facundo Quiroga y el Chacho. Viaja por el camino que une a San Juan con La Rioja; algunos de sus biógrafos la presentan viajando de La Rioja a San Juan y otros recorriendo el camino de San Luis a San Juan. El trayecto lo realizaba a pié con un niño en los brazos, algunos la muestran en una cabalgadura mular, pero siempre con el niño.

Parece que extravió el camino agotando el agua de su chifle sin encontrar donde proveerse de tan necesario elemento para ella y para el niño. La sorprenden tormentas de fuertes vientos, sus penurias fueron enormes y finalmente cae desvanecida amamantando a su hijo hasta después de muerta.

El posible lugar de su muerte se ha fijado en un monte pedregoso en la zona conocida como Vallecito. Dos días después la encontraron unos arrieros que guiados por el vuelo en redondo de las aves de rapiña denunciaban la existencia de un cadáver. Deolinda estaba muerta pero su hijo se alimentaba aún de sus pechos. Esta circunstancia es considerada por sus mentores como el primer milagro de la difunta.

Sus restos fueron enterrados en el lugar referido aún cuando algunos dicen que los llevaron al llano hasta colocarlos al pie de un algarrobo, lo cubrieron con grandes piedras poniéndole una cruz en la cabecera. Respecto del niño existen dos versiones, una que murió poco después que fue encontrado el cadáver y otra que sobrevivió sin conocerse su destino.

 Milagros atribuidos

Generalmente se la invoca en casos trágicos pidiendo ayuda para encontrar animales perdidos u otros bienes; para curar llagas, erupciones y demás enfermedades. Se cuenta que la difunta se aparece para guiar arrieros extraviados en medio de tempestades indicándoles el camino perdido. Según el escritor Pedro D. Quiroga, citado por Santiago de Estrada, la Difunta Correa ya era conocida en 1865 por sus milagros; con posterioridad la fama ha crecido inusitadamente hasta alcanzar proporciones increíbles. Miles de ofrendas son llevadas al santuario, especialmente trajes de novia, respondiendo a que la difunta es considerada enemiga acérrima de la soltería.

 Ante esta situación el Gobierno de la Provincia de San Juan ha adoptado diversas medidas legales desde 1948, relacionadas con el culto que se practica en Vallecito.

Ley Nº 1300: Mediante esta disposición legal se creó la "Fundación Cementerio Vallecito" para propender al desarrollo, principalmente, de la zona. La ley crea una comisión que deberá integrarse con el Intendente Municipal, el Cura Párroco, el Juez de Paz (2da. circunscripción) más cuatro personas caracterizadas del departamento nombradas por el Poder Ejecutivo.
La ley destinó 8.000 pesos moneda nacional para expropiar los terrenos pertinentes; los fondos de la Fundación serán administrados por la Comisión.


Ley Nº 1731: Se incluye en la comisión al Ministro de Obras Públicas y Minas, como presidente; vicepresidente: el Cura Párroco de Caucete; Secretario: el Jefe de la Región Central del Servicio Provincial de la Salud; Tesorero: el Gerente de la Sucursal de Caucete del Banco de San Juan; Vocales: Juez de Paz de la 2a. circunscripción; Intendente Municipal; y presidente de la Asociación Amigos de Caucete.

 

Ley 3012: Modifica la Comisión integrándola con el Contador General de la Provincia; Asesor Letrado de Gobierno y un diputado de la Honorable Cámara de Representantes.

La "Fundación Cementerio Vallecito" creada en 1948 ha construido una capilla consagrada a la Virgen del Carmen, edificando además una hostería.

 

 El Culto

El lugar principal donde se rinde culto a la difunta se halla en la cima de una loma, próxima a la capilla, cuya advocación es nuestra señora del Carmen de Vallecito.

Existen numerosos oratorios en la República donde se la recuerda; las peregrinaciones, novenarios, etc. son muy numerosos. Sin embargo no se ha podido encontrar nada fidedigno que demuestre la existencia física de la Difunta Correa.

 Monseñor José Martínez Seara dice: "La más conocida representación de la Difunta Correa, es una estampa en que aparece la muerta, yaciendo en el suelo cara al cielo y su hijo inclinado sobre la madre alimentándose de su pecho”.

"Esta representación está sacada de un cuadro del pintor uruguayo Blanes, cuando la famosa epidemia de fiebre, amarilla, diezmó Buenos Aires en 1871 durante la Presidencia de Sarmiento. Una copia de este cuadro está en el Museo Sarmiento de la Ciudad de San Juan".

 

 Actitud de la Iglesia frente a la leyenda de la Difunta Correa

Se ha previsto oficios religiosos en honor de la Virgen del Carmen en la Capilla del Vallecito, tratando de cristianizar la leyenda, auyentando la superstición.

El Arzobispado ha aceptado la administración de la Capilla del Vallecito en tanto no se produzcan inconvenientes insalvables.

Se recuerda a los católicos que sólo es lícito honrar con culto público a "los siervos de Dios que por la autoridad de la Iglesia han sido puestos en el catálogo de los santos o beatos".

Se aclara que la Iglesia no debe fustigar las leyendas vinculadas a la religiosidad, sino estudiarlas adentrándose en ellas para cristianizarlas.

Existe una declaración de los Obispos de la República Argentina sobre el "culto de los santos y de las almas del purgatorio, con respecto a la Difunta Correa, manifiesta dicha declaración que su culto es ilegítimo y reprochable".

 


Nota: Para la realización de esta nota se ha tenido particularmente en cuenta el Cuaderno Nº 6 del Instituto de Investigaciones redactado por Susana Chertudi y Sara Josefina Newbery, sobre la Difunta Correa, quienes han analizado 41 versiones sobre su vida, clasificando los relatos. Asimismo se ha recibido información eficiente de Monseñor José Martínez Seara.

Artículo publicado en el libro “Cosas de San Juan” – Tomo IV – Autor: Fernando F. Mó


GALERIA MULTIMEDIA
1967 - La capilla en la Difunta. El 23 de marzo de 1967 fue tomada esta fotografía en la que aparece la capilla de Nuestra Señora del Carmen que fuera construida con el fin de atraer a la liturgia católica a los fieles que masivamente concurrían a homenajear a la Difunta Correa. (Fotos proporcionadas por el profesor Daniel Augusto Arias)
La devoción por la Difunta Correa se expresa de diferentes y renovadas formas. Una de esas formas es que los promesantes encienden velas sobre una gran piedra y sobre esta los fieles levantan cruces, placas como símbolo de afecto.
En la Difunta Correa, existe este lugar donde los promesantes enciendes velas
Promesantes en la Difunta Correa
Los promesantes que llegan de distintas partes dejan algún objeto por el que recibieron una gracia. Por ejemplo esta foto muestra chapas patentes, entre algunas de los objetos que se pueden ver a lo largo del recorrido por Vallecito.
La difunta Correa uno de los lugares más visitados en San Juan