Antonio "Nito" Falcón: “Hubo un tiempo que fui mozo, buen mozo y bien plantado”

El abogado Antonio "Nito" Falcón fue entrevistado por Juan Carlos Bataller en noviembre de 2017, para el ciclo "Qué hiciste con tu vida"

—Vamos a los comienzos, el Nito chiquito, ¿eras hijo de un médico?
—Sí, hijo de un médico. Nací en un lugar que ya no existe en la Capital Federal. Mi madre era RH negativo es por eso que me llevan por este tema del rechazo. Estamos hablando de 1960 y me trajeron a los 20 días que nací a San Juan. Llevó 57 años viviendo en San Juan.

—¿Tenés hermanos?
—Tengo dos hermanos menores que yo, están radicados fuera de la provincia, uno en Capital Federal y otro en Rio Cuarto, mi hermana.

—¿Es bueno ser el hermano mayor?
—Es pésimo, es lo peor que te puede pasar. Es al que critican, miran, siempre es mejor lo que viene de atrás. Ellos ya vieron dónde está el camino.

—¿Pero tiene algunos privilegios ser el mayor?
—Sí, goce de la edad más temprana con mi padre. Por otro lado ya no es la época donde ser el hermano mayor era casi el sucesor. Ya no existen esas sucesiones familiares. Me hubiera gustado ser el menor hasta por una diferencia de edad, además entró a una casa donde los que me iban a criar también estaban experimentando conmigo y yo con ellos.

—¿Cómo era tu viejo?
—Muy severo, muy justo. Mi padre viene de una Argentina difícil. Era un hombre que se tenía que levantar temprano. Las cosas donde uno se mete son para hacerlas bien. El tenía una frase: “donde uno vaya tiene que tratar de ser el mejor”. Una frase clara “andar por derecha tiene premio pero tiene más castigo andar por izquierda”

—¿Es necesario ser el mejor?
—Vos sabes que creo que no, pero me quedó inculcado. Nunca se llega a ser el mejor. Siempre hay muchos mejores que uno. El esfuerzo que uno tiene es realmente difícil. Uno después empieza a analizar ya con los años que no valió la pena ser el mejor.

—¿Es más importante ser feliz?
—Por lejos. No importa ser el mejor. Siendo feliz uno llega a ser el mejor.

—¿Cómo fue esa infancia primera?
—Estamos hablando de un San Juan tan extraño. Yo tenía 6 años cuando empezó la televisión en San Juan. Me acuerdo del San Juan donde apareció un señor con una vaca por la avenida España, antes de la 9 de julio y vendía la leche. Mi infancia fue muy feliz. Mucha imaginación, carrera de cochecitos armados. Era maravilloso salir en la siesta de carnaval.

—Era un San Juan distinto...
—Era un San Juan menos peligroso también. El poder irme lejos y volver caminando a la madrugada, nunca hubo problemas. La mayor picardía era un ring raje, tirarle a una vecina el tacho de basura lejos.

—¿Tuviste sabañones?
—Claro, en las orejas. Mi padre me cortaba el famoso corte medio americana, eso era bien peladito atrás. También me hacían el famoso “tincaso” cuando se estaba izando la bandera en el Colegio Don Bosco. Dolía muchísimo.

—¿Fuiste al Colegio Don Bosco?
—Sí, hice la secundaria en Don Bosco. Yo pasé de la Domingo Faustino Sarmiento a Don Bosco. Yo jugaba fútbol en la calle 9 de julio. Con 10 años lo veía entrar a don Leopoldo Bravo.

—¿Tu viejo era radical?
—Era afiliado radical. Pero tenía mucha simpatía guardada por el Bloquismo

—¿Pero también tenés una rama conservadora popular?
—Sí, mi tío (hermano de mi madre) fue presidente del partido conservador popular de San Juan. De hecho hoy mis primas están a cargo del partido.

—¿En tu casa se hablaba de política?
—Si se hablaba de política. Yo tenía un abuelo español que vino de la guerra civil que odiaba a Franco cuando vino y después lo empezó a amar. En el fondo era peronista, grandes discusiones.

—¿Vos participabas de esas charlas?
—Recuerdo siempre cuando durante el proceso militar vino mi abuelo, yo estaba en la mesa y le dije: “me afilié

—¿Y?
—Mi abuelo me salió en cruces nomás y mi padre no dijo más nada. Mi padre estaba de acuerdo. En ese entonces tenía 22 años.

—¿Por qué te hiciste radical?
—Lo que me lleva al radicalismo es como a muchos jóvenes Raúl Alfonsín. Pero también un hecho que fue inusual durante la guerra de Malvinas, la bajada del avión cuando Gómez Fuente le pregunta que opinaba él y Alfonsín dijo: “espero que sepan lo que están haciendo. Pueden morir muchos jóvenes argentinos”. Eso me quedó muy pegado. Yo antes de eso participé mucho de la vida universitaria, pero Alfonsín me atrapó.

—¿Practicaste algún deporte?
—Sí, fútbol, famoso arquero en Don Bosco. El gordito va al arco. También jugué vóley pero mi pasión fue el fútbol. Soy de Boca.

—¿La secundaria donde la hiciste?
—En el colegio Don Bosco, llevo 40 años de recibido y el mismo grupo de ex alumnos nos juntamos todos los miércoles. Es un colegio que recuerdo con cariño, nos formó en muchas cosas y hemos dejado atado el nudo al colegio.

—¿Dónde estudiaste derecho?
—En la Universidad Católica, pero antes estudié medicina en Mendoza. No pude ingresar y creo que eso fue para que salvara más vida, que no fuera médico. Mi papá me llevaba con 16 años a ver operaciones, no me daba muchas opciones. Pero después encontré mi vocación que es el derecho, yo lo decidí, no mi padre.

—Tu papá era severo, pero te hiciste radical igual que él; estudiaste medicina igual que él, pero un día te liberaste.
—Los patrones no se olvidan. Lo que se mama no se regala.

—¿La adolescencia la pasaste en San Juan?
—Sí, un San Juan de los bailes estudiantiles que tenía mucho atractivo.

—¿Te acordás de tu primera novia?
—Sí, me acuerdo, pero hay un principio básico: los caballeros no tenemos memoria. Lo primero que me pasó fue un amor imposible, no se dio. Año 1977. Cuando se estuvo por dar vino el terremoto.

—¿El personaje Nito Falcón que uno ve desde afuera y escucha hablar siempre está relacionado con aventuras, siempre con alguna mujer, era muy disputado?
—Había una poesía que decía “hubo un tiempo que fui mozo, buen mozo y bien plantado”. Los años nos pasan a todos. De todas mis amistades y las relaciones que tuve siempre saqué lo mejor. Tuve la suerte de tener buenos maestros.

—¿A qué edad te casaste?
—A los 30.

—¿Tuviste hijos de ese primer matrimonio?
—Si tuve 3 hijos.

—¿Ahora tenés un segundo matrimonio?
—Si en este momento estoy casado. Cumplí satisfecho 10 años de casado.

—Un día te recibiste de abogado ¿cuántos años tenías?
—25 años. Un 23 de marzo de 1985

—Imaginarte a vos año 86, 87 como constituyente. Sos uno de los padres de la Constitución de esta provincia. Una constitución que fue de avanzada.
—Sí, tuve la suerte, una oportunidad que me dio el partido. Cuando me recibí trabajé en la justicia federal. Me daban licencia para ser candidato a constituyente y fue esa elección que el radicalismo ganó y fui constituyente con 25 años. La primera mesa estaba presidida por un maestro como fue el doctor Pablo Ramella y yo.

—Era un tiempo de ilusiones, de ideales. Y de pronto con la democracia no se comió, no se educó bien, no tuvimos seguridad
—No comprendimos ciertas cosas que Alfonsín las había planteado en su momento, ya en el 85. Teníamos un ego tan grande que si nos tiraban del ego nos moríamos. No supimos dialogar. En ese momento estuvimos cerca de juntarnos con el Partido Bloquista. Debimos haberlo hecho. Pensábamos que después de esa elección el mundo era nuestro y bastó 2 años para darnos cuenta que el mundo era ajeno. Porque habíamos hecho la Constitución, soñábamos en un San Juan real que lo podíamos hacer, pero no supimos hacerlo. Fue un error de la Unión Cívica Radical.

—Recuerdo que se hablaba de trasladar la Capital Federal, lo que era una verdadera epopeya
—No habíamos interpretado algunas cosas. Todos estos sueños se alimentan económicamente. El gobierno de Alfonsín falló en la parte económica. Además no tuvimos la fuerza para ejercer el gobierno. El poder se ejerce, no se debate. Hablábamos muchas estupideces también.

—Los dos tenemos memoria de aquellos años, 82, 83, 84, donde se salía a hacer pintadas, a pegar carteles, donde nadie pensaba en cobrar un mango. Hoy todo esta profesionalizado.
—Te cuento algo. Una noche de pintada nos enteramos que había gente del Partido Humanista destruyendo nuestros carteles. Esto era como matar a nuestra madre. Yo llegué a fuerza de cadenazos y ahí me sometí a un tiroteo. Me vieras vos tirándome en el pasillo del Banco San Juan a las 7:15 de la mañana. La campaña se terminaba a las 8 y seguíamos pegando carteles hasta que aparecía la policía. Un lio total por esas cosas. Peleas por un cartel, creyendo que un cartel cambiaba todo, ¡qué tonto!. Lo hacíamos de vocación, éramos una juventud comprometida ideológicamente.

—Nito, en algún momento fuiste locutor
—Sí, trabajé en radio Colón con Oscar López Pájaro. Después trabajé en radio Sarmiento, yo contaba cuentos de terror. Y después tuve un programa que se hacía en radio Nacional, se llamaba “Enigmas contemporáneos”.

—¿La política siguió siendo siempre una pasión?
—Uno entrega mucho por esta cuestión. Pero sí, sigo pensando y soñando como cuando tenía 23 años.

—Pero en el radicalismo todo es difícil..., si hay dos radicales hay una interna
—Eso era antes, ahora tenemos más dialogo. Después de chocar con la misma pared, uno se da cuenta que hay que dar un paso al costado y entrar por la puerta. El político tiene que tener narcisismo pero hay veces que tanto narcisismo me hace acordar al típico argentino que decía “con Maradona y 10 más ganamos”. No es así, la política es un arte de construcción, de asociación, no de individualismo.

—Aquel Nito que tenía 25 años ya era constituyente. Ahora ya es un referente de los viejos...
—Sí, todo pasó rapidísimo. ¿Por qué se me fue la vida tan rápido? Me acuerdo cuando entrábamos al comité y recibíamos instrucciones y hoy soy vicepresidente de la Unión Cívica Radical. Es algo natural, siempre les digo a los chicos de la juventud radical que estoy esperando que me empujen un poquito para que me vaya y les dejo todo.

—Hay una faceta que es la que acercó mucha gente a tu figura por encima del radicalismo. Fue cuando asumiste públicamente que tenías cáncer. Eso te hizo cambiar a vos y la referencia que tenía la gente sobre vos...
—Sí, no creo que fuera el momento más triste. Si, fue el momento más desesperado de mi vida. Fue de un momento al otro. Me hicieron una ecografía, yo me quería operar de la vesícula y el ecógrafo me dijo “pare todo, que usted tiene cáncer, el 92% de los tumores son malignos. Usted puede tener suerte, pero vaya preparándose”.

—¿Cuál fue tu reacción?
—Las tres cuadras que tuve que cruzar desde Laprida y Entre Ríos hasta mi estudio, no sé por dónde las caminé, me perdí. Hablé con mi cuñado que era médico y me dijo que había que hacer la biopsia, pero me confirmó que era cáncer.

—¿Lo hablaste con otras personas?
—Tardé 10 días para decírselo a mi esposa y a mis hijos. En un primer momento lo tenía oculto, sólo lo hable con mi cuñado médico. Lo encaramos los dos juntos. También se lo tenía que contar a mi madre, mi mamá hace varios años que está en una cama a cargo mío.

—¿Y después?
—A los 10 días hizo un click. Me di cuenta que si el cáncer me iba a llevar me tenía que venir a buscar. Me fui levantando y lo fui a hablar con mucha gente. Todos me decían no te preocupés, ocúpate mejor. Decidí que no iba a ocultar que tenía cáncer.

—¿Cuál fue la reacción?
—Recibí una cantidad de ayuda de gente que no conozco que me paraba por la calle y me daba aliento. Recuerdo muchas anécdotas. Yo tengo palabras de agradecimiento con la obra social. En ese lugar especial que están las personas con cáncer, cuando íbamos a ver a nuestro especialista oncólogo teníamos turnos todos en la misma fecha, nos sentábamos y nos mirábamos para ver si estábamos todos. Ya no era vergonzoso usar pañuelo en la cabeza para las mujeres, que nos costará un poco caminar porque la quimio nos había pegado distinto, pero la solidaridad sirve y muchísimo. Lo importante es decir lo tengo, voy a morir con cáncer pero no voy a morir de cáncer. Y me ayudaste mucho vos, Juan Carlos, con tu programa.

—Por ahí dicen de irse, de tomar un avión para buscar otros médicos, pero la contención que significa este San Juan nuestro no la encontrás en otro lado
—No, para nada. Yo tuve la suerte de tener un médico que me operó y que tardó seis horas agachado operándome. Yo tuve que optar y elegí San Juan para tratarme, hay excelentes profesionales de referencia.

—El cáncer en otras cosas a lo mejor mató todo el ego de Nito
—No me cabe la menor duda. Eso pasó a los dos días, me dije mirándome al espejo, ¿por qué a mí? y después me contesté ¿y por qué no a mí? Yo había hecho todo lo que no debía hacer: fui un gran fumador, no me cuidé. Hablé con un cura muy amigo y me dijo tenés razón ¿por qué no a vos?, “no te preocupés, ocúpate”.

—¿Cuál fue la reacción de tus hijos y de tu esposa?
—No les di la noticia tan cruel, les fui mintiendo de a poco. Cuando le cuento a mi esposa —ella es médica—, estaba con mi cuñado al lado mío, lo fuimos charlando, le dije que iba a salir adelante, que tal vez había un plan B, nunca le hablé de la palabra muerte. A mi hijo de Río Cuarto se lo dije por teléfono, no había otra forma. Mi vida empezó a tomar una velocidad que no lo podía entender, entré a una sala de cirugía por primera vez en mi vida. Todavía me pone mal, no se supera.

—Cambiemos de tema, Nito cocinero, tu risotto es famoso
—Me gusta mucho cocinar, disfruto mucho y comer también. Tengo especias de todas partes del mundo.

—¿Te gusta la televisión y el cine?
—Me encanta ver televisión e ir al cine. Vengo de la época donde los medios te enseñaban y veía en aquella años “Buenas tardes, mucho gusto”. Antes ir al cine era una salida. El padrino fue la película que me marco.

—¿Cuáles son tus límites como abogado?
—Primero cometer un delito como abogado, esto no lo acepto. Hay cosas que no defendería, por ejemplo defender a un cliente de un delito de abuso sexual sino estoy convencido que es inocente.

—¿Y qué parte del derecho es la que más disfrutas?
— Me gusta estar en la parte creativa del derecho, donde voy formulando sociedades, contratos, creando trabajos, el desarrollo para mi es importante.

—¿Estuviste en Paraguay un tiempo?
—Trabajé en Paraguay en un estudio para el Banco Interamericano de Desarrollo. Tuve la suerte de tener una beca para Alemania y esto me abrió el cerebro totalmente.

—¿Cuál es tu canción?
—La que comparto con mi esposa es “Honrar la vida” y la última que quiero escuchar es “A mi manera”.

—Para terminar, Nito, la pregunta de rigor: ¿Qué hiciste con tu vida?
—La verdad, yo trate de construir, traté, no sé si lo logré, no creo, todavía falta


Cómo lo vi
Entrevistar a Nito es fácil.
Son esas notas que se hacen solas. Él pone su voz de locutor, sus historias en diversos terrenos, sus éxitos juveniles, su profesión de abogado de casos no siempre fáciles y pocas veces lucrativos, su pasado de seductor exitoso, su militancia de político de pocos logros... Y la entrevista se transforma en una simple conversación amena. Pero de pronto aparece el otro Nito. El guerrero de regreso que comenzaba a acostumbrarse a navegar aguas tranquilas junto a la compañía final, encuentra un escollo traicionero en la mitad del camino.
Es el momento exacto en el que el periodista comprende sus lágrimas. Las lágrimas del hombre que enfrenta su más dura batalla.
JCB


El perfil psicografológico Por: Elizabeth Martínez Grafoanalista
* Se observa un margen izquierdo grande que denotaría una marcada necesidad de alejarse de situaciones o de personas de su pasado.

* Creador de su propia realidad, le disgustaría que su rumbo sea marcado desde el exterior por las personas que lo rodean.

* Poseería un nivel de autoestima de normal a alto, reconociendo con soltura sus buenas cualidades personales. Tendencia a ver la realidad en su globalidad, totalidad, en detrimento de la visión de los detalles.

* Se detectan fuertes dotes de creatividad y de agilidad mental.

* Persona extrovertida con fácil llegada o arribo a los demás. Fuerte capacidad de convencimiento para los otros.

* Se observan indicadores de una personalidad fluida, libre que se guía por su propio sentir.

* Es reflexivo, se detiene para evaluar la eficiencia de su producción (conversación, un producto, un trabajo, etc.) y una vez verificado, continúa con el mismo.

* Poseería un cuerpo de ideas o valores maximizados, sobrevalorados que guiarían su obrar.




Entrevistas y textos: Juan Carlos Bataller
Edición para TV: Mariano Eiben
Mixer: Luciano Bataller
Diseño: Miguel Camporro
Cámaras: Nicolás Mercado
Grafología: Elisabeth Martinez
Caricaturas: Lucho Velazquez
Desgrabación textos: Joana Icazatti
Maquillaje: Charly Ramos



Entrevista realizada por Juan Carlos Bataller. Publicada en La Pericana número 102 del viernes 6 de abril de marzo de 2018, en la edición 1811 de El Nuevo Diario 


           

GALERIA MULTIMEDIA
Nito Falcón
De niño, quien sería abogado y militante de la UCR, Nito Falcón.
Nito Falcón junto a sus padres, Antonio Falcón Nebro y Nélida Ferreiro.
Nito Falcón de niño y actuando en el patio de su casa
En una particular sesión de fotos de época, Nito Falcón junto a su esposa Patricia Fraifer.
Antonio “Nito” Falcón como secretario de la Convención reformadora de la Constitución provincial de 1986.
Antonio “Nito” Falcón, abogado y militante de la UCR junto al fallecido ex presidente radical Raúl Alfonsín.
Nito Falcón jurando en el Foro de Abogados, después de recibirse.
Leandro Antonio Falcón, Daniela Falcón, Nito Falcón, Patricia Fraifer y Javier Hugo Falcón.
Los hermanos Falcón en el casamiento de Patricia Falcón: Ronald Gustavo, Patricia, su esposo, Eduardo Solimei y Nito.
Antonio “Nito” Falcón.
Nito Falcón entrevistado por Juan Carlos Bataller, para el ciclo Qué hiciste con tu vida.
Escrito de Nito Falcón que permitió hacer el estudio grafológico a la profesional Elizabeth Martínez
El abogado Antonio "Nito" Falcón junto a Juan Carlos Bataller, luego de la entrevista realizada para el ciclo "Qué hiciste con tu vida"