“Furcios” que hicieron historia locutores sanjuaninos

Uno de los mundos más mágicos que existen, indudablemente, lo constituyen los medios de comunicación. Todos, a diario, convidamos a nuestros hogares a quienes son protagonistas de la radio y la televisión. La radio con su magia de posibilitar colocarle un rostro y un cuerpo a esas voces de locutores y periodistas que nos informan y entretienen. La televisión, el medio masivo visual por excelencia, nos brinda la posibilidad de conocerles y observarlos tal cual son. Pero esos locutores y periodistas, de tan buen léxico, de tan fluido y voluminoso vocabulario, también tienen sus anécdotas y equivocaciones, lo que todos conocemos como “furcios”. No se tome esta nota como una burla a los profesionales del micrófono sino como un homenaje a quienes nos acompañan cada día. Y es en ese sentido que hemos decidido reproducirla. El siguiente artículo fue publicado en El Nuevo Diario el 5 de abril de 1991 en la edición 502

 Aquí trataremos de recordar sólo algunos de los furcios memorables, porque la lista es interminable.

Y comenzamos por uno de los primeros locutores que tuvo San Juan y que hasta hace muy pocos años, nos acompañó desde los micrófonos de Radio Colón: Eduardo Guido Cialella. Hace varios años atrás un aviso comercial incitaba a comprar pasta dental “Colgate” y para darle mayor elocuencia había que publicitar el producto diciéndolo, cerca del micrófono y lejos del micrófono. Pero Cialella no se dio cuenta de la advertencia ni que solamente esas frases eran para que el locutor advirtiera como había que decirlo, y se esuchó: “Colgate cerca del micrófono y Colgate lejos del micrófono". A los publicistas el agregado del locutor no les gustó mucho.

Santos Domingo Quinteros, también tiene lo suyo: el comercial decía: “Señora, señorita, bombachas reforzadas, Lencería Pedrosa”. Quinteros pensó tanto en el refuerzo, que leyó: “Señora, señorita, bombachas reforzadas, Ferretería Pedrosa".

Noemí Colombano, tuvo la mala suerte de estar sola frente al micrófono en el momento de un fuerte movimiento sísmico en nuestra ciudad. La locutora como corresponde, comenzó a aconsejar a sus amigas oyentes: “no corra señora, no corra, conserve la tranquilidad, ya pasa, no corra” y de pronto se la escuchó decir: “corra señora, corra, porque esto no pasa".
Y hablando de temblores, Alberto Vallejos, en otro movimiento dijo al aire: “¡A la mierda, que tiembla fuerte!”

En televisión, también hay algunos furcios que se recuerdan. Por ejemplo, Marisa López, cubriendo una nota para Canal 8 sobre un hecho luctuoso que había sucedido en el dique de Ullum y donde se había ahogado una persona en el lago, dijo en su informe: “el extinto se calcula que perdió sus fuerzas muy cerca del medio del dique, pero posteriormente el cadáver se retiró hacia una orilla’''''.

Norma Quartlno, también tiene lo suyo. Recién llegada de su Buenos Aires natal, le tocó leer un aviso que decía: "para erradicar la chepica y la chirquilla, utilice fertilizantes de Droguería Polo”. Ella dijo: “Para erradicar las chicas y las chiquillas....” Recién llegaba de la Capital y no quería más mujeres en San Juan...

Otro de la gente de Colón. Fabio Garbi hizo el siguiente comentario en el programa de deportes de la emisora: “Los no videntes están muy entusiasmados con el atletismo y han estado viendo un video al respecto”. Un poco difícil ¿no?

Juan Luis Lozano, otra voz vendedora de la radiofonía sanjuanina, tenía que ofrecer un “metegol de madera” y en cambió dijo: “se vende mantecol de madera”.

Alberto Vallejos,
como lleva varios años en Radio Colón, tiene varios furcios sobre sus espaldas. Un día se lo escucho decir: “en Hilario Elorza, bicicletas en 10.000 cuotas de 10 australes". Y luego dijo, “¿o son muchas cuotas, o yo me equivoqué?”
Hace algunos años, cuando comenzaban a hacer furor los cigarrillos largos, Vallejos, tenía que leer un comercial diciendo: “fume nuevos Imparciales 100 milímetros” y se lo escuchó decir “fume Imparciales 100 kilómetros”. Un poco largos ¿no?

Carlos Ureta, en su paso por Canal 8, también al respecto dejó lo suyo. Se había caído un ómnibus camino a Calingasta. Con la rapidez que lo caracteriza siempre, Ureta llegó inmediatamente al lugar del hecho y constató que desafortunadamente habían fallecido 12 personas y otra estaba muy grave. En su informe para el canal dijo: “en este luctuoso hecho hay 12, casi 13 muertos”.

Cecilia Yornet,
en sus épocas de Radio Nacional y luego de escuchar el informe, que en directo desde Buenos Aires le brindaba Ricardo Olivera, sobre la asunción de Norberto Marini, como diputado nacional, en reemplazo del extinto Ricardo Colombo, sufrió una mezcla de nombres y cargos. Al cerrar la nota dijo: “hemos escuchado, en directo desde Buenos Aires, a Ricardo Colombo, transmitiendo la asunción del doctor Norberto Marini en reemplazo del fallecido Ricardo Olivera”.

Pero los furcios, equivocaciones y anécdotas, no son patrimonio únicamente de nuestros locutores, sino que a nivel nacional también se dan. Por ejemplo, el equipo deportivo de radio Rivadavia, tiene una anécdota muy interesante. Se jugaba un clásico de los clásicos del fútbol Argentino: Boca y River, se enfrentaban en La Bombonera. El partido se demoraba en su iniciación por la cantidad de particulares, que había dentro de la cancha. José Maria Muñoz, comenzó a quejarse de ello:

—No puede ser, que no se pueda jugar —decía Muñoz— por algunos intrusos que impiden el normal desenvolvimiento de las cosas. ¡No puede ser! cuanta gente que no tiene nada que hacer dentro de la cancha. Especialmente ese señor de piloto verde, ¿quién es Zabatarelli?.

—Soy yo, Muñoz, pero ya me voy, ya me voy — respondió el comentarista.

Otra anécdota muy comentada, sucedió hace varios años, en el antiguo Canal 7, hoy ATC. En un principio, los avisos comerciales los decían los locutores de memoria y frente a cámaras. A Juan Carlos Rousselot —el polémico ex intendente de Morón— le tocó decir la publicidad de unos nuevos caramelos que se ofrecían al mercado. Tenía que decir una frase, pelar uno y metérselo en la boca. Lo hizo como se le indicaba, pero luego se lo sacó, hizo un gesto de desagrado y dijo.

—¡Qué cosa fea, quien va a comprar esta porquería!

—La cámara no se había cerrado, y salió todo al aire, ante la mirada atónita de miles y miles de televidentes. Por supuesto que a esos caramelos no los compró nadie.

Pero volvamos a San Juan, Emilio Romero hacía el cierre en una emisora local. Ese día se ve que tanto él como el operador tenían sendas visitas femeninas, con las cuales alegrarían la noche. Romero, como corresponde, con muy buena voz, hizo el cierre, dando la señal de la emisora, las buenas noches y los felices sueños para todos, y creyó que el operador había cerrado el micrófono, cosa que no había pasado. Al aire salió clarito:

—Y ahora... ¡a la joda!

Juan Carlos Vidable,
vio interrumpido su programa folklórico por una cadena provincial, en la que dirigiría la palabra el gobernador de la provincia en aquel entonces, Brigadier Zamboni. La anunció y creyendo también que el operador le había cerrado el micrófono del estudio, hecho que tampoco pasó, dijo:

—Otra vez va a hablar este viejo de mierda.... Lo suspendieron.

Otra de Marisa López, en el noticiero de Canal 8. Un ciudadano sanjuanino apremiado por la situación económica intentó suicidarse. La periodista en su informe dijo: “el hombre trató de quitarse la vida arrojándose desde el campanil de la catedral, pero el hecho no lo pudo realizar lamentablemente”.

Consternado, Juan Carlos Iglesias le aclaró: “Felizmente no lo hizo, Marisa”, a lo que ella respondió “... si, ..ehhh, se sobrentiende", dándose cuenta de lo que acababa de decir.

Daniel Bosque —hoy ejerce su profesión entre Buenos Aires y Madrid—, hacía muy pocos días que trabajaba en Radio Nacional, y el muchacho no aguantaba las ganas de hacer sus necesidades. Luego de recorrer el piso varias veces y no encontrar el baño, abrió la puerta del estudio, donde se estaba transmitiendo con micrófono abierto y a toda voz, pregunto:

—Che..., ¿en esta radio no hay baño?— a lo que el locutor al aire, le respondió.

—Sí, si hay Bosque, vaya.

Toda la audiencia se enteró que el periodista quería hacer sus necesidades fisiológicas.

Llegaba fin de año, y los muchachos de Canal 8 se reunieron en un almuerzo para despedir el año. Se ve que se bebió más de lo que se comió, y los periodistas del noticiero tuvieron que salir raudamente a informar a todo San Juan. Pero el estado no era el mejor, evidentemente....

Juan Carlos Iglesias, en nombre de todos saludó a la audiencia, con los consabidos deseos de paz, felicidad y prosperidad, tras lo cual, Hugo Cialella, se le acercó, le dio un gran abrazo y le dijo:

—¡Feliz año cuñado!.

La audiencia hasta el día de hoy se pregunta cómo es dicho parentesco.

 

Recordemos algunos otros furcios de Alberto Vallejos y Eduardo Guido Cialella.
Vallejos
comenzó un aviso muy rápido y el hombre se entusiasmó y se lo escuchó decir: “pantalones largos, para niños cortos".

- En tanto Cialella, hace algunos años, tenía que vender la nueva afeitadora Philishave. En el aviso y entre paréntesis se les colocaba a los locutores si tenían que hacer algún sonido especial. En este caso se les colocaba la letra z (ZZZZZZ) para emular el ruido de la afeitadora. Cialella no lo interpretó y dijo: —Compre la nueva Philishave zeta zeta zeta zeta....


Hace varios años, un relator de fútbol estaba transmitiendo los minutos finales de un importantísimo partido. Uno de los equipos luchaba por empatar y entonces al relator se le escuchó decir: “lleva la pelota Acosta, lo marca Molina, caen los dos; se levanta una polvareda que no se ve ni mierda...”

Francisco Bustelo
también tiene lo suyo. En una transmisión desde exteriores dijo: “acaba de arribar la diputada nacional Ivelice Falcioni de Bravo, perdón no es ella es Olga Riutort de Flores”...

Hace unos años atrás, Canal 8, hacía un programa en directo de entretenimientos, donde se regalaban distintos premios. La conducción estaba a cargo de Rony Vargas. Uno de los juegos estaba dedicado a los niños y como premio se entregaba una caja de yoghurt. Terminado el juego pasa el ganador a recibir su premio. Rony, inmediatamente abre una caja y le da a probar al chico diciendo: “El más rico yoghurt del mundo, especial para los chicos, cómprelo y déselo a su hijo”. De pronto el chico que estaba probando el yoghurt en cámara, lo escupió y comenzó a llorar a los gritos, diciendo ”esto es horrible, yo no quiero más, es muy feo, mamá, es muy feo”. Vargas no sabía qué hacer con ese niño y con su caja de yoghurt...

En una transmisión de boxeo, Natalio García Ortega, relataba una pelea de Rebollo diciendo: “pega Rebollo, vuelve a pegar Rebollo, sigue castigando Rebollo, cayó.... Rebollo”.

En otro programa en vivo de Canal 8, Guillermo Grau, tenía que hacer la publicidad a una nueva cocina desarmable. El hombre quiso comenzar con su tarea, pero no pudo, la cocina no se desarmaba. Los nervios iban creciendo, pero la cocina estaba entera, hasta que comenzó, Grau, a los tirones... y terminó destrozando la cocina en cámara.


Y volvamos a Radio Colón. Trabajaba allí Patricia Benegas y tenía que dar la señal de la emisora. Ante el asombro de todos se la escuchó decir: “Transmite LRA 23 radio Nacional, San Juan...

Se dio cuenta que la cosa no era así y se escuchó que preguntaba totalmente desorientada:

—¿Che en qué radio estamos trabajando?

 

También en Radio Colón, hace unos años, Rony Vargas, tenía que vender un cargador eléctrico, y se comió la primera r, el sentido de la frase cambió totalmente, y la gente, su audiencia, todos secos de vientre, comenzaron a llamarlo para que les contará quien era el inventor del nuevo aparato que hacía evacuar electrónicamente.

Queda para el final una anécdota de los albores de la televisión. En esos días leía el noticiero Juan León Roldán Moreno. Canal 8 tenía una sola cámara. Se imaginan lo que sucedió el día que a Juan le dio hipo. Durante cinco minutos —que parecieron tres horas— estuvo frente a la única cámara con el hipo que no paraba. Cuenta Roldán Moreno que ahí comprendió el poder de la televisión:

—Al día siguiente iba por la calle y cuando la gente me miraba no aguantaba la risa...

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Furcios de locutores sanjuaninos. (Ilustración: Jorge Rodríguez)