La Casona Barboza. Una historia vivencial que se apaga de a poco

El siguiente es un artículo publicado en la edición 216 de La Pericana del sábado 15 de agosto de 2020. Fotos José Pepe España

 Hoy decidí trasladarme en el tiempo para encontrarme con los pocos vestigios que quedan de un lugar emblemático para la historia de San Juan. Así es, emblemático por las realidades que tuvo que enfrentar a través de los años y solamente ella es testigo de lo vivenciado en el sitio. Se trata de la Casona Barboza, mudo testigo que hoy enfrenta ser conservada o demolida.

Hablamos de una casona de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época, encontrándose en la localidad de Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. La escritura original se encuentra a nombre de Cecilio Barboza y Juana Barboza de Barboza y data de 1800.

No hace mucho tiempo, apenas cinco años atrás, veíamos una casa de antaño, como verdadera morada testigo de una época, en buen estado de conservación y mantenimiento.

Al verla desde lejos me impresiona ver una morada en estado de abandono. De aquella casona imperial de la época ya queda poco, hoy el vandalismo acechó hasta los grados más intolerantes.

 Pero… nos aventuremos a entrar. Ya desde afuera se apodera de mi vista el altillo donde los centinelas podían avistar lo que sucedía en el sitio, divisar el ataque de los indios o aquellos que ingresaban a la provincia.
La galería imponente, que da al norte, protegía a los residentes de los vientos del sur, abriéndose a los cálidos rayos solares del invierno, como así también la protección del sol en el verano, disfrutando del patio principal. En ella no faltaban las palmeras y las flores cultivadas que ayudaban a ser de este espacio, un lugar de citas.

La casa tiene dos patios, separados por un zaguán donde en las vigas de madera aún se encuentran los accesorios de hierro forjado, esenciales para el secado de los embutidos propios de los cárneos.
En el patio principal se realizaban todas las tareas diarias y actividades sociales y de recreación. En el patio secundario se realizaban las actividades de mantenimiento y servicios (carros, caballos, mercadería, etc.), como así también todo el sembradío para subsistencia y funcionamiento de la vida de ese lugar (parrales, frutales, agricultura, etc).

 La historia nos señala que este caserón nos marcaba el comienzo del desierto.
La casa colonial se identifica por ser una clásica tipología chorizo, con sus más de 60 cm. de ancho de los altos muros de abobe, revocados al barro con techo de palo, caña y barro, donde se refleja el conocimiento constructivo y las realidades de una zona sísmica y calurosa. Las habitaciones se entrelazan entre sí, abriéndose por ventanales y puertas para recibir las acariciadoras ventilaciones del sur, y participando de la protegida galería al norte, como corredor interconector de las mismas.
La galería se convertía así en el lugar privilegiado de la casa. En ella se realizaban los encuentros sociales, familiares y donde además se tomaban decisiones y estrategias militares de aquellos que pasaron y se hospedaron por aquí.

Las puertas y ventanas de algarrobo con sus celosías tipo cancel, muestran sus herrajes, en algunos casos intactos, llevando el sello inconfundible de la “B” (Barboza) sellado a fuego para no dejar dudas de la pertenencia.
Pero la tristeza en ese momento se apodera de mí, al ver destruidas o saqueadas las aberturas por personas que quizás no sepan el valor trascendental de estas piezas, que fueron cobijadores de grandes héroes de la patria.  Las rejas forjadas en fragua y martillo ya no existen. 

 Los pisos colocados en forma de espina y baldosas de ladrillo cocido a horno, nos transportan a un lugar de la historia donde no se puede dejar de pensar que allí estuvieron grandes figuras de la patria.
Debemos destacar que el General Don José de San Martín estuvo aquí, reclutando, preparando y adiestrando a los soldados en su campaña libertadora, de los cuales muchos esclavos fueron de la familia Barboza.

Cuenta la historia que Antonino Aberastain realizó aquí su última parada antes de ser cruelmente asesinado en la Batalla de la Rinconada.
En el libro de “Aportes desde la Historia a la Revalorización del Patrimonio Cultural Sanjuanino” del Instituto de Historia Regional y Argentina “Héctor Daniel Arias”, dice que cuando Domingo Faustino Sarmiento (nuestro gran prócer sanjuanino) pasó por el lugar en su último viaje, echó una mirada de tristeza al viejo mirador como tratando de recordar los tiempos de juventud.
Así es como el sitio se convirtió en una parada obligada y estratégica de quienes transitaban, abasteciéndose de mercadería y agua, elementos esenciales para un largo viaje.

Hoy lo narrado está a un paso de la extinción total.
El Estado debe y tiene la obligación de ser el único responsable de entender del cuidado de semejante aporte cultural, histórico y patrimonial viviente que nos queda.
Hoy nuestra pobre historia tangible lo exige.
Como ciudadanos, podemos convertirnos en cómplice de la barbarie.

Jorge Cocinero
Mgtr. Arq. Presidente ACCODEPAS

Profesor Universitario U.N.S.J.

    




GALERIA MULTIMEDIA
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)
Imagen de “La Casona Barboza”, de finales del siglo XVIII, construida por esclavos de la época. Está ubicada en Pocito, por calle Mendoza entre calles 5 y 6. (Foto: José Pepe España)