La plaza Aberastain, un lujo de diseño paisajístico

Las plazas no son sólo espacios verdes. También son expresiones de la arquitectura de una ciudad. Lejos de lo que a veces pueda suponerse, las plazas tienen un diseño paisajístico, uno o varios “autores” de su concepción espacial y por supuesto también una historia que no es ajena a la de la ciudad a la que pertenecen. Los protagonistas de esta nota son una plaza que tal vez transitamos a diario, pero a la que miramos poco, y su proyectista, uno de los arquitectos que dejó su marca en la ciudad reconstruida.

Eran los años del primer centenario de la Revolución de Mayo. En la ciudad se levantaban nuevos edificios y monumentos. En 1914 fue inaugurado el monumento a Antonino Aberastain. Ese acto significó también que el paseo, que ya existía, tomara el nombre del ex gobernador asesinado. Esos son los antecedentes de lo que hoy es nuestra Plaza Aberastain.
En 1937, durante el gobierno de Juan Maurín, se aprobó para este paseo un proyecto de plaza. Sin embargo, la obra no se concretó hasta seis años después del terremoto de 1944.
 

Una plaza, un eje

 La de la Plaza Aberastain no fue una obra aislada. Su génesis tiene que ver con la reconstrucción de la ciudad de San Juan después del terremoto de 1944. En 1948 fue aprobado, luego de una gran cantidad de propuestas, algunas de las cuales incluían el traslado de la ciudad, el “Plan Regulador y de extensión” del arquitecto y urbanista José M. Pastor. Una de las decisiones que derivaron de ese plan fue la apertura de la avenida José Ignacio de la Roza, como primer paso para la concreción del entonces denominado “Paseo Central”. La Plaza Aberastain se constituiría entonces en uno de los polos de este “Eje Cívico” que, partiendo de calle España, incluía la Plaza 25 de Mayo y llegaba hasta este paseo. En gran parte el plan de Pastor se cumplió y sus ideas caracterizan en gran parte nuestra ciudad actual.

La direcciones de una idea

Particularmente, la propuesta para la Plaza Aberastain es autoría del arquitecto Daniel Ramos Correas, quien tuvo una activa participación en numerosas obras que luce hoy San Juan.
El profesional toma como idea generadora del proyecto la concreción de un espacio recinto, articulado fuertemente en la dirección este –oeste mediante la creación de un canal de circulación peatonal. De esa manera, generaba continuidad con las veredas de las manzanas circundantes. Senderos muy transitados en la actualidad, unen así zonas de gran actividad pública administrativa como los edificios de la Municipalidad de la Capital, Rentas y Tribunales, entre otras oficinas públicas. Como secundarios, se desarrollan dos canales de circulación siguiendo las direcciones de las diagonales del cuadrado que es la plaza. Estos senderos en diagonal son los que permiten acceder, a través de suaves rampas, al espacio central desde las cuatro esquinas. En éstas el autor previó la localización de kioscos.



Te quiero verde

Un elemento más que importante en la concepción de una plaza es la composición del verde. La gran experiencia paisajística de Ramos Correas -expresada también en las principales plazas de Mendoza- queda en evidencia en la Plaza Aberastain.
El autor de este espacio trabajó alternando magistralmente espacios “llenos” con “vacíos”. Estos últimos están estratégicamente en el espacio central y en un sector destinado a juegos infantiles. En la conformación del “lleno”, el proyectista respetó especies existentes del antiguo paseo, tal como el pacará (pindó) y el pino, que hoy llaman la atención precisamente por su porte. Usó las palmeras, por su desarrollo lineal, para reforzar la lectura de la estructura vertical del paseo, mientras en las veredas perimetrales está presente la idea de túnel verde, generado por una doble alineación de plátanos.


Un espacio para cada actividad

La Plaza Aberastain está diseñada para permitir variados usos en distintos sectores. Por una parte, las circulaciones principales ofrecen un recorrido peatonal en correspondencia con el eje cívico, contando en los laterales con remansos para la pausa, dotados de bancos.
El gran solado del patio central está proyectado para la realización de distintas ceremonias públicas e incluso con frecuencia ha sido apropiado por la comunidad para prácticas deportivas. Este espacio central, planteado como plaza seca, cuenta con un escenario ubicado a un nivel más elevado y posee, a modo de telón de fondo, dos muros de piedra laja con canteros. En el centro se levanta la estatua en honor a quien le da nombre a la plaza.
El lugar destinado a juegos infantiles se sitúa en un nivel inferior respecto al patio central, desde el cual tiene acceso directo. Entre ambos espacios se intercala un murete de piedra laja, límite que contribuye a definir el espacio central y a su vez diferenciar ambos lugares, dando apoyo a tres bandejas verdes que descienden en el sector de juegos infantiles hasta una fuente de agua, incorporada a la plaza con posterioridad.
Estratégicamente pensado, el sector de juegos infantiles se encuentra protegido del tránsito vehicular, contenido en todo su perímetro por canteros de travertino, piedra laja y piedra bola, interrumpidos solo en las circulaciones.
Todas estas disposiciones espaciales son acompañadas por el diseño de los pisos y la presencia de desniveles, los que refuerzan el carácter de cada sector.
 



Una plaza para estar “adentro”


Un rasgo particular en el diseño de esta plaza, que la diferencia de otras de la ciudad, es su condición de recinto, logrado mediante el control mesurado de su accesibilidad peatonal desde la calle. Sobre Caseros y sobre Aberastain, dos circulaciones demarcadas por canteros de piedra constituyen los únicos puntos de comunicación con la calle. No obstante, existe una diferencia entre ambas vías: sobre Caseros se le ofrece al usuario una mayor superficie de solado, a modo de hall de acceso. Mientras que sobre las calles Mitre y Rivadavia la plaza es perforadas solo puntualmente marcando los accesos peatonales.
La situación descripta se ve acentuada por la presencia en todo el perímetro de la plaza, de un espacio verde para el arbolado público con acequias de piedra bola totalmente descubiertas que se comportan como freno; sus interrupciones señalan los ingresos del caminante.


Los materiales

Ramos Correas utiliza para materializar los elementos con que define los espacios -tales como muros, canteros, pisos- la piedra natural de la zona: travertino, piedra laja, piedra bola, todos ellos materiales nobles provenientes de nuestra región y resistentes al paso del tiempo. Los combina con hormigón y ladrillo.
Lo que más llama la atención es el diseño de los pisos, en particular el del patio de ceremonias. Éste se estructura sobre la base de una red en damero concretada en ladrillo, en la que a simple vista hay un juego que se diría constante, de alternancia de paños de piedra bola con otros de hormigón alisado. Sin embargo, observando con detenimiento, en una lectura más profunda, se descubre que no hay un orden estricto que determine la posición de cada paño en el conjunto. Su autor trabaja la idea, de permanencias y cambios, rompiendo monotonías, creando ritmos.
Por las características descriptas, se podría sostener a título de hipótesis que este diseño pudo estar inspirado en el piso del patio de la Alambra, lugar que Ramos Correas visitó en uno de sus viajes luego del año '30.

Ramos Correas en la reconstrucción de San Juan


La mayor parte del esfuerzo de la reconstrucción de San Juan luego del terremoto de 1944 se desarrolló entre 1948 y la década del ´60.
Proyecto y dirección de muchas de las obras encaradas estuvieron a cargo de arquitectos de todo el país, convocados por el Consejo de Reconstrucción. La ciudad que surgió de la tragedia tiene por esto el privilegio de contar con obras de autores que ya se destacaban en el país y en América Latina.
Daniel Ramos Correas fue uno de los que tal vez dejó con mayor fuerza su impronta, proponiendo una arquitectura que trataba de conciliar los preceptos del Movimiento Moderno con la tradición arquitectónica de nuestra región.

Chile, Mendoza y San Juan

Nacido en Chile, Daniel Ramos Correas vivió desde muy pequeño en Mendoza, provincia que luce los frutos de su profusa actividad profesional luego de egresar, en 1924, como arquitecto de la Universidad de Buenos Aires. Grandes residencias para la alta burguesía, importantes edificios, así como los principales paseos mendocinos fueron obras de Ramos Correas en las décadas del 30 y principios del 40.
Su obra en San Juan comenzó antes del terremoto. En 1940 llegó a la provincia requerido por su amigo personal, el doctor Horacio Videla, para realizar el proyecto y obra de su vivienda. Ubicada sobre la avenida Libertador Gral. San Martín, en una zona suburbana en el momento de su construcción, esta casa de lenguaje pintoresquista – historicita sigue, aún hoy, destacándose en su entorno.

Un barrio para obreros

En esa época también el gobierno de la provincia (Valenzuela-Videla) le encargó la construcción del Barrio Obrero Rivadavia, de doscientas viviendas para la clase trabajadora, como parte de los planes de ampliación urbana contemplada en el Plan Regulador, propuesto por Ángel Guido. Construidas antes del terremoto de 1944 y, a pesar de no responder a las normas antisísmicas actuales, sobrevivieron sin problemas. Este barrio fue concebido como una unidad cerrada en sí misma, ordenando su traza alrededor de un espacio verde comunitario y equipado con escuela, centro cívico y área de deportes. Las calles, quebradas o truncadas, aún hoy le otorgan al barrio una gran tranquilidad. Cada vivienda, aislada en un terreno de 20 por 50 fue concebida como una unidad productiva. A la dimensión de los lotes se sumó, con este fin, una excelente red de riego mediante acequias que los atraviesan por el frente y el fondo e ingresan a los terrenos. El resultado es, aún hoy, un barrio en el que, a pesar de que la mayoría de los terrenos fueron alterados o subdivididos, muchas viviendas conservan su huerta y, entre todas, una profusa vegetación.

Casas particulares y un modelo de escuela

Cuatro años habían pasado desde el terremoto cuando el Consejo de Reconstrucción de San Juan dio un fuerte impulso a la obra pública basándose en la propuesta del Arquitecto y Urbanista José M. Pastor: “Plan Regulador y de Extensión”, Ley 1254 de 1948, mediante el cual se proponía “La nueva San Juan” Este consejo delegó en diversos arquitectos la obra edilicia destinada a satisfacer las necesidades desde esferas como salud, educación, seguridad, administración. Realizó varias viviendas individuales, entre las que se destacan, además de la de Horacio Videla, las casas Pringles y Bruzzone de Yanzón.
Es autor también de un prototipo de edificio escolar que hoy es reconocible en muchas zonas de San Juan. El mejor ejemplo puede verse hoy en la Escuela 25 de Mayo, de Villa América. Concebida como centro cultural vecinal. El edificio está estratégicamente ubicado en el barrio, en total armonía con el entorno, sólo diferenciado de las viviendas por su escala. Esta fusión entre la escuela y el vecindario se refuerza con un Salón de Teatro, ámbito para la realización de diversos eventos que trascienden lo puramente escolar.


Turismo y el Cementerio

Se destacan además su propuesta para la Subsecretaría de Turismo, junto a la resignificación del espacio de la Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento y en una zona aledaña al casco histórico de la ciudad, hoy residencial, también fue encargado a Ramos Correas el Cuerpo Central del Cementerio Metropolitano, obra que aún hoy llama la atención, debido a su monumentalidad.
Su trabajo más controvertido fue la nueva Catedral de San Juan, cuyo proyecto data de 1954. A la labor paisajística de Ramos Correas se suman las plazas Aberastain y General Paz.


Fuentes: Investigaciones realizadas en el marco de la línea “San Juan, sus arquitectos y la modernidad” bajo la dirección de la Arq. Arq.Elvira Sentagne y la co-dirección Arq. Esther Solera
Integrantes actuales del equipo, arquitectos: Nelly León, Eugenia Rosés, Mirtha Palacios, Alicia Nieto y Pablo Pappano.

GALERIA MULTIMEDIA
Plaza Aberastain, antes del terremoto de 1944. Al fondo puede observarse el edificio municipal
Esta fotografía muestra cómo lucía la Plaza Aberastain a mediados de la década del 30, antes del terremoto y de la intervención de Ramos Corrreas. (Foto del libro “El San Juan que usted no conoció” de Juan Carlos Bataller)
Demarcados por palmeras, dos veredas conectan directamente las zonas de mayor actividad administrativa y comunitaria de la Capital. Fueron diseñadas para eso
Una vista de la Plaza Aberastain en el año 2007
Sector de la plaza destinado a la fuente y a los juegos infantiles.
La foto muestra el espacio central de la plaza destinado a distintas actividades. En la imagen inferior detalles del piso.
Ramos Correas utiliza materiales nobles provenientes de nuestra región y resistentes al paso del tiempo. Los combina con hormigón y ladrillo.
Daniel Ramos Correas.
Esta foto aérea de la ciudad tomada en los años 60 muestra la conexión de la Plaza 25 de Mayo con la Plaza Aberastain, mediante la Avenida José Ignacio de la Roza.
Ala principal del Cementerio de la Capital
En 1914 fue inaugurado el monumento a Antonino Aberastain, en la plaza que lleva su nombre.