Rinaldo Viviani. Un ingeniero leal al que la política olvidó

 Ruperto Godoy terminó el mandato en 1950 y en las elecciones de ese año triunfó nuevamente, electo como gobernador, acompañado por el doctor Elías T. Amado en la vicegobernación.

Godoy y Amado se hicieron cargo el 26 de mayo de 1950, pero cuatro días después el gobernador Ruperto Godoy falleció repentinamente. El doctor Elías T. Amado completó el mandato, que en esta oportunidad, debido al cambio constitucional de 1949 era, por única vez, de dos años, hasta que se aplicara la modificación que lo llevaba a seis años.

Dos hechos fueron importantes en las elecciones de 1951. En primer lugar, la importancia que Juan Domingo Perón daba a la reconstrucción de San Juan. Y en segundo término, por primera vez votarían las mujeres en todo el país, con excepción de San Juan donde ya se hacía desde la reforma constitucional del gobierno bloquista de 1927.

El resultado del comicio fue una aplastante victoria para la fórmula Juan Domingo Perón-Juan Hortensio Quijano (62,5%), por encima de la segunda fuerza, encabezada por Ricardo Balbín-Arturo Frondizi (31,8%).

En San Juan Viviani obtuvo también una contundente victoria, llevando como candidato a vicegobernador al sindicalista Adolfo Castro Luna.

Pero…  ¿quién era este Rinaldo Viviani que a pesar de ser un gobernador electo democráticamente y con un número importante de votos, la política olvidó?

Digamos que Viviani nació en el departamento San Martín –entonces Angaco Sur-  el 28 de febrero de 1913 y se casó en 1939 con la maestra Anatilde Rafaela Pardo Pringles, con quien tuvo cinco hijos: Elena, Estela, Elsa, Rinaldo y María Rosa.

Cursó los estudios primarios en su departamento natal y realizó estudios secundarios en los Colegios Don Bosco de San Juan y de Rodeo del Medio, Mendoza.

En la Escuela de Minas, antecesora de la actual Facultad de Ingeniería, obtuvo el título de ingeniero químico.

A partir de 1838 se desempeñó como maestro de Enseñanza General, Matemática y Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de la Nación, actual escuela provincial de educación técnica n° 1 Ingeniero Rogelio Boero.

Pero su pasión no fue la ingeniería. Tampoco la docencia. El ingeniero –subyugado por el coronel Perón y sus propuestas- dedicó su vida a la política.


Inició su carrera política en el Partido Justicialista de San Juan y fue convocado a ocupar distintos cargos públicos en los sucesivos gobiernos: director General de Escuelas, director del Departamento de Hidráulica, presidente de la Dirección Provincial de Vialidad, y ministro de Gobierno e Instrucción Pública, durante la gobernación de Ruperto Godoy.

Precisamente fue durante su gestión como ministro de Gobierno que se sancionó la ley provincial 1.156, que reconoció el derecho de todos los menores de edad a la protección y asistencia social del Estado provincial que debía asegurar su salud, educación y porvenir y se crea la Dirección de Protección al Menor como órgano de aplicación de la ley.

En abril de 1949 asumió como senador de la Nación, llegando a alcanzar la vicepresidencia de la cámara. Fue en esos años que –se dice que por recomendación de Eva Perón- se lo envía a Salta como interventor del Partido Justicialista de esa provincia.

Entusiasta del futbol, durante su gobernación fue además desde  1951 hasta 1955, presidente del Club Atlético San Martín.

El 26 de abril de 1951 asumió como gobernador de la provincia habiendo triunfado en las elecciones de noviembre por amplio margen.

Hombre absolutamente consustanciado con el gobierno nacional, buscó adecuar la política provincial con la nacional del presidente Juan Domingo Perón. Apoyó abiertamente el Segundo Plan Quinquenal en Argentina  y elaboró su plan provincial en concordancia con ello.

Ubiquémonos en la época: eran los años de la reconstrucción y el dinero que entraba a San Juan por ese concepto era realmente importante.

En general continuó las políticas que habían iniciado los gobernadores Ruperto Godoy y Elías Amado.

Se continuaron las obras públicas de construcción y remodelación de la infraestructura de comunicaciones de la provincia, edificios públicos y de vivienda dirigidas desde el Consejo de Reconstrucción de San Juan creado a partir del Terremoto de San Juan de 1944.

De cualquier forma, la provincia vivió un clima de prosperidad fundado especialmente en el sector de la construcción. Además de la obra pública se construyeron decenas de casas importantes, especialmente en la Capital, financiadas por el Banco Hipotecario Nacional.

En 1953 inauguró el Observatorio Astronómico Félix Aguilar y se creó el Instituto Preuniversitario San Buenaventura. En 1954 se comenzó a construir la nueva catedral y comenzó a funcionar la estación sismológica de Zonda, además de inaugurarse el monumento a Guillermo Rawson, obra del escultor Luis Perlotti.

En los años siguientes, durante la dictadura de la Revolución Libertadora sufrió persecuciones y cárcel por motivos políticos por parte de los gobernantes de facto de la provincia y la Nación. Debido a esta experiencia, dejó la actividad pública dedicándose a trabajos agrícolas.

La familia recordó que siendo gobernador, Viviani sufrió dos infartos. Era un fumador incontenible. El primero ocurrió en San Juan y el segundo, mientras lo atendían en Buenos Aires. Un paro cardíaco terminó con su vida en 1979, en la casona de calle Entre Ríos, donde lo velaron y, pese a estar al mando los militares nuevamente –el interventor Ángel Zamboni-, tuvo honores de ex gobernador.

Su familia recordó que en el lecho de muerte, en la casa de calle Entre Ríos, Viviani les pedía que encendieran un cigarrillo, al menos para sentir el olor del tabaco quemado.

Su estado era terminal y el médico Ricardo Peñate les aconsejó que le concedieran ese deseo, porque ya era irrelevante el daño que le podía provocar.

Falleció el 10 de junio de 1979.

Su velatorio fue en el living de esa casa, en la planta baja. Estuvieron sus mejores amigos de la política, como José Amadeo Conte Grand, Ruperto Godoy hijo (padre del actual senador) y Eusebio “El Tuerto” Zapata, quien dio un discurso muy fuerte, referido a los militares y a la persecución que sufrieron los peronistas –y seguían padeciendo en esos días- y en particular el ex gobernador fallecido.


Publicado en El Nuevo Diario, edición 1734 del 19 de agosto de 2016