El estrecho de Ormuz y una historia repetida



La guerra está en el aire y aunque hay un cese del fuego nadie puede asegurar cómo va a terminar.
En estos días, mientras volaban los misiles sobre distintos objetivos y una parte del mundo se asombraba del ataque de EE.UU. contra 3 instalaciones nucleares de Irán, aparecía una pregunta donde la economía asomaba sus narices entre el olor a muerte: ¿Qué pasará en el Estrecho de Ormuz?
El cierre de ese pequeño estrecho sin duda alteraría los mercados energéticos globales, elevaría los precios de los combustibles y afectaría directamente la economía global.

>>>

Usted preguntará por qué es tan importante esta ruta marítima. El Estrecho de Ormuz está ubicado entre las costas de Irán y Omán lo que lo transforma en un paso marítimo estratégico que conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el mar Arábigo. Con 161 kilómetros de largo y solo 34 kilómetros de ancho en su punto más angosto, este corredor alberga dos canales de navegación de apenas 3 kilómetros cada uno, utilizados intensivamente por buques petroleros.
Sólo en el primer trimestre de este año transitaron por allí casi 15 millones de barriles diarios de crudo y condensado, además de 8 millones de barriles de productos petroleros. Esto representa aproximadamente el 20% del comercio mundial de petróleo.
Asimismo, su proximidad a tierra firme —en particular a la costa iraní— deja a los buques expuestos a ataques con misiles o a la interceptación por lanchas patrulleras y helicópteros.

>>>

La realidad me trae en el recuerdo una experiencia personal vivida hace 45 años y relatada en mi libro Historias contadas con dos dedos. Esta es la historia
Se llamaba Roland Lovey y vivía en el cantón de Valais, en Suiza. Para los argentinos –más aun para los sanjuaninos- es absolutamente un desconocido.
Por esas cosas del destino coincidimos en el mes de septiembre de 1980 en el mismo curso de italiano, en Roma.
Acababa de asumir la corresponsalía de Clarín y con el fin de mejorar mi italiano entre la veintena de alumnos estaba el suizo, un grandote –medía más de 1.90- de alrededor de 40 años, dueño de un Mercedes Benz último modelo.
Al principio compartíamos el café y charlábamos sobre nuestros países junto a otros compañeros provenientes de distintos países.

>>>



Roland trabajaba en un banco suizo. Hablaba perfectamente alemán, francés e inglés pero como sus clientes eran mayoritariamente del norte de Italia había decidido hacer un curso de italiano. Un día Roland me dijo:
-¿Quieres ganar algún dinero?
-Te escucho.
-Sólo tienes que comprar acciones de una empresa argentina.
-Yo no se nada de inversiones bursátiles…
-Tu no tienes que hacer nada. Sólo me dices cuanto quieres invertir y yo me encargo de todo.
Lo tomé como un entretenimiento pero aprovechando que en aquellos años locos nuestro peso estaba sobrevaluado respecto al dólar (y a la lira) le dije:
-Bueno, invertí 500 dólares.
A partir de ese momento y cada día el suizo me mostraba “Il sole 24 ore”, diario de negocios de Italia y me indicaba como “nuestras acciones” en Astra Petroleum incrementaban rápidamente su valor.

>>>

Un día de octubre cuando las acciones de Astra casi habían duplicado su valor, Roland me dice:
-Hay que vender. Hoy mismo.
El mismo se encargó de convertir las acciones en dinero y me dio hasta el último dólar con una buena ganancia.
Por curiosidad seguí leyendo Il Sole y vi como en los días siguientes las acciones de Astra caían rápidamente hasta volver a su valor inicial.
-Decime… ¿conocés Argentina? –, le pregunté al suizo.
-No, nunca estuve allí.
-¿Y cómo sabías que las acciones subirían y luego bajarían?
-Te voy a explicar. Mi función en la banca es asesorar a inversores. De hecho la mayor parte de la gente que asesoro son empresarios del norte de Italia y latinoamericanos que me contactan por vía de las embajadas.
-¿Y por qué elegiste las acciones de Astra?
- Astra Compania Argentina de Petroleo S.A es un holding con sede en Buenos Aires y a través de sus subsidiarias se dedica a la exploración, producción, venta local y exportación de crudos de petróleo y gases. La compañía tiene en su poder muchas reservas petroleras argentinas.
-Pero ¿es realmente una empresa argentina?
Roland sonrio y solamente dijo:
-No.
-¿Y cómo sabías que las acciones subirían?
-Esa es la segunda parte del manejo de la información. El 22 de septiembre comenzó la guerra entre Irán e Irak. Ese día los iraquíes invadieron territorio iraní. El origen de la guerra es la larga animosidad árabe-persa y en las rivalidades regionales. Según lo que se dijo, Irak quiere  anexar la región de Shatt al-Arab.
-¿Y qué tiene que ver eso con Astra y con la Argentina?
-En un primer momento se pensó que la guerra podría internacionalizarse con la participación de otras naciones del golfo Pérsico. Si esto ocurría sería imposible entrar al golfo para transportar el petróleo y lógicamente aumentaría el precio del crudo. Como los temores de una internacionalización del conflicto han pasado, las cosas vuelven a la normalidad
-Pero Argentina no es un país petrolero de ese nivel…
-El petróleo está a 13 dólares el barril. Si llega a los 20 por efectos de la guerra del golfo, Argentina puede convertirse en un país petrolero. Y esa expectativa es lo que hizo aumentar el valor de las acciones de Astra…
-De cualquier forma, el principal productor argentino es YPF, la empresa estatal…
-Si Argentina se transforma en un país petrolero YPF dejará de ser argentina.




>>>

Los hechos le dieron la razón a Roland. Durante el gobierno del presidente Menem y cuando ya el precio del barril había superado ampliamente los 20 dólares, YPF fue vendida a la entonces pequeña empresa española Repsol en 13.800 millones de dólares según la página de Blomberg en internet. Si se ahonda en la información se verá que aparece el nombre de Astra.
Premonitoriamente en 1991 Respol adquirió junto con Astra una de las áreas centrales de YPF en lo que constituyó el primer paso de esa petrolera española en la Argentina.

Digamos, para terminar este tema que la primera guerra entre Irán e Irak se extendió durante 8 años. Hubo un millón de soldados iraquíes e iraníes y civiles de ambos bandos muertos, así como muchos lisiados. No hubo vencedores ni reparaciones para los países en guerra.

Fuente: Publicado en El Nuevo Diario, edición 2150 del 28 de junio de 2025