ALDO CANTONI. 1926 - 1928

Uno, Federico, era la acción, la fuerza imparable, el líder unánimemente reconocido. El otro, Aldo, dicen, el contenido ideológico, el indiscutido número 2, el más influyente y leal socio político del líder. Lo cierto es que los hermanos Federico y Aldo Cantoni marcaron una época política en San Juan.

Aldo Cantoni nació en la ciudad de San Juan el 18 de septiembre de 1892. Tras cursar sus estudios iniciales en San Juan, se radicó en Buenos Aires donde  estudió en la Facultad de Medicina (Universidad de Buenos Aires) donde se recibió en 1913, doctorándose en 1915. Su especialidad fue la oftalmología.

En 1916, de la mano de Juan B. Justo, ingresó al partido socialista. Participó, sin suerte en contiendas electorales en San Juan.

En los años 1917 y 1918, su pasión por el deporte lo llevo a desempeñarse como presidente del Club Huracán, donde tuvo una destacada actuación.

En 1920 aceptó la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino, coincidiendo con la celebración del Campeonato Sudamericano de Fútbol. En 1921 fue reelecto presidente de la A.F.A.

Y es en este punto donde  cambia la vida de Aldo.

Porque en noviembre de ese mismo año, llega la noticia desde San Juan. Federico Cantoni está acusado de ser el ideólogo del asesinato del gobernador Amable Jones y está en la cárcel, lo mismo que su padre, Angel.

Aldo deja todo en Buenos Aires y se pone al frente de las huestes cantonistas. Junto a su hermano Federico funda la Unión Cívica Radical Bloquista, partido que triunfaría en las elecciones de 1923. Federico es electo gobernador y Aldo senador por la provincia de San Juan y el 14 de septiembre de ese mismo año fue electo senador nacional por la Legislatura de San Juan.

En 1926 fue elegido gobernador de San Juan. Su gobierno fue innovador, realizando numerosas obras públicas de envergadura, entre ellasel estadio abierto del Parque de Mayo –un gran emprendimiento para su época- (que hoy lleva su nombre) y el camino de cornisa de 130 km que une la capital de la provincia con la localidad cordillerana de Calingasta.

En el año 1927 se reformó la Constitución Provincial, incorporándose por primera vez en el país derechos sociales propios de un estado benefactor, tales como la limitación de la jornada de trabajo, salario mínimo, seguro por vejez, enfermedad y niñez, fomento de la construcción de viviendas higiénicas para los trabajadores, reglamentación de los sindicatos y la inembargabilidad del hogar de familia. Asimismo, la reforma estableció el sufragio universal en los municipios, la simultaneidad en las elecciones de gobernador y diputados; el mandato de cuatro años para los funcionarios electos y el sistema unicameral.

Entre sus leyes más destacadas está la del sufragio femenino. En San Juan vota por primera vez la mujer, 25 años antes de que lo hiciera en el resto del país.

La primera mujer que votó fue Rosalina Plaza de Cantoni, la esposa de Aldo.

En 1932 asumió su segundo mandato como Senador Nacional.

 

Pero… ¿en qué se parecían y en qué se diferenciaban los hermanos Cantoni?

S bien Aldo siguió y apoyó a Federico en sus luchas, la realidad es que eran sumamente diferentes.

Cuenta la hija de Federico, la ex diputada Ursulina Cantoni, que “paradójicamente, Aldo -el "Socialista"- era el acicalado y distinguido, preocupado y ocupado por el bien vestir, por su léxico y pulcritud. Era el bailarín incansable, simpático, galante, el que lucía sus chalet, su moto y sus autos. El deportista, el sibarita, el gran sommelier.

Sumamente ordenado, se ocupaba a pie juntillas de sus emprendimientos y negocios. Fue un gran empresario y un astuto administrador. Sin lugar a dudas, fue el gran impulsor en mejorar y obtener nuevas variedades de manzanas. Además logró cerrar el ciclo de aprovechamiento de dicha fruta: abastecía el mercado argentino en fresco, elaboraba una reconocida Sidra que llevaba

el nombre de sus tierras, además del famoso Calvado Calingasta, cuyo reconocimiento trascendió las fronteras de la provincia. Su empresa era la "Frutícola de San Juan". En el edificio donde funcionó, se encuentran emplazadas hoy las oficinas de la empresaTaranto, en la calle España.

Aldo amaba su tierra calingastina, y allí se refugió después de las contiendas políticas. Se volcó a la naturaleza, igual que su hermano Federico. Cada

uno en su heredad.

 

Los hermanos Cantoni eran muy unidos. Pasaban juntos las fiestas y a veces hasta viajaban a Buenos Aires con sus familias. Ursulina recuerda una noche en el Colón.  “En cierta oportunidad en que salieron con Aldo y Rosalina, sucedió que ambas señoras tuvieron que cambiarse subrepticiamente de butaca, para no escracharse con el coro de ronquidos”.

Éramos muy unidos con los Cantoni-Plaza. Yo quería mucho a mis primos mayores, que portaban esos nombres griegos y egipcios -Hermes, Osiris, Apolo, Adonis y Temis-, ocurrencia de Rosalina, que siempre fue muy audaz y decidida para su época.

 

Y agrega Ursulina “Aldo supo disfrutar de las bondades de la vida, ¡Querido Tío! Poco tiempo pudimos disfrutarlo: falleció muy joven, el 18 de septiembre de 1948. Yo tenía 5 años recién cumplidos. Pero recuerdo la multitud agolpada en los jardines de su casa... Caras tristes... Llantos... Comentarios... "No se cuidaba..." "Se despidió en su Hotel de Calingasta comiendo opíparamente y avisó que lo esperaran que llegaba mal..." "Y se vino desde allá..." "Miren cómo llegó..." "Se está muriendo...".

Su mujer, Así como sus seguidores destacarían su labor social, sus detractores lo acusaron de demagogia y caudillismo.

 

Las veces que quisieron matar a Aldo Cantoni

Como pintura de época vale la pena señalar que los años 20 se caracterizaron por las luchas intestinas en el radicalismo. El asesinato de Amable Jones el 20 de noviembre de 1921, determinó el enfrentamiento definitivo de Federico Cantoni con el presidente Hipólito Yrigoyen y la aparición del bloquismo como partido independiente. La intervención al gobierno de Federico, el no reconocimiento de su diploma como senador, la intervención al gobierno de Aldo y la participación activa de Federico en las campañas contra Irigoyen en su segunda postulación a la presidencia, se inscriben en ese marco, caracterizado por la violencia extrema y el enfrentamiento entre la Nación dominada electoralmente por don Hipólito y la provincia con mayoría cantonista.

Aunque el bloquismo también estuvo enfrentado con el sector conservador, no es en esta década sino en la siguiente, depuesto ya Yrigoyen, cuando el enfrentamiento entre ambos movimientos marcará la política sanjuanina de los años ‘30.

 

Salvado por un error

—Tomá, estoy muy cansado. Manejá vos.

El que había hablado era Aldo Cantoni, electo gobernador de San Juan, quién debía asumir su cargo pocos días más tarde.

Era la noche del 30 de noviembre de 1926.

Aldo había salido a cenar con Belisario Albarracín, electo diputado provincial y Fernando Santamaría.

Llegaron en el coche del gobernador electo, guiado por Cantoni y durante un par de horas cenaron y charlaron sobre la inminente asunción, en el hotel Bristol, que hasta poco antes se llamaba Galmes. Este hotel, cuyo propietario era simpatizante bloquista, constaba de 14 habitaciones “con agua caliente y fría” y estaba ubicado en la calle Mitre 648, es decir a mitad de la cuadra entre General Acha y Tucumán.

El automóvil, esta vez guiado por Santamaría, arrancó. Estaban llegando a la esquina de Rivadavia y Tucumán cuando desde un Dodge amarillo comenzaron a dispararles.

Las balas apuntaban a un blanco preciso: el conductor.

Santamaría murió en el acto.

Aldo y Belisario Albarracín descendieron rápidamente del auto y dispararon contra los ocupantes del Dodge amarillo. Estos huyeron en la oscuridad de la noche.

—Fíjate como está Santamaría... –, ordenó Aldo.

—Creo que está muerto.

Aldo corrió el cuerpo y conduciendo el automóvil se dirigió rápidamente al hospital Rawson. Los médicos sólo pudieron certificar la muerte.

—Hijos de puta... Las balas eran para mí. Creían que yo manejaba. –dijo el futuro gobernador.

Pronto la noticia se conoció en todo San Juan.

Nadie durmió aquella noche. Cantoni denunció el asesinato en la policía.

—A estos los mandaron. Hay que averiguar si fueron los conservadores o los radicales.

Una multitud se había reunido junto al gobernador electo.

—Debemos hacer la denuncia ante el ministro del Interior, exigiéndole garantías–, se opinó.

Minutos después salía el telegrama.

El interventor Broquen fue informado del hecho.

—Hay que evitar que esto termine en un motín. Que la policía encuentre a los culpables–, fue la orden.

Inmediatamente salieron varias patrullas policiales mientras la multitud estaba encolerizada.

La conducción bloquista, a todo esto, se reunía a puertas cerradas.

—Tenemos que encontrarlos antes que la policía. Es la única forma de hacer justicia.

A primera hora del día salió el grupo bloquista tras los ocupantes del Dodge amarillo.

Integraban la partida Mario y Héctor Valenzuela –excelentes tiradores—, Wilfredo Kenny y dos jóvenes.

El grupo de “justicieros” bloquistas viajaba a caballo. Tomaron para el lado de Zonda y al llegar a los baños de salud encontraron el Dodge amarillo. Pero ni rastros de sus ocupantes.

—Este es el auto en el que anda Guillermo Morales—, dijo uno de la partida.

Morales era afiliado al Partido liberal y más de una vez había realizado “trabajos sucios” para los conservadores.

Siguieron tras las huellas de los asesinos y los encontraron al llegar a Calingasta. Allí estaba Morales junto a su hijo Guillermo, de 16 años, Carlos Bossio –conocido matón- y un peón que era el que les había facilitado las mulas para escapar.

Hay quienes aseguran que Morales estaba en ese momento defecando y no oyó llegar al grupo cantonista. Su cuerpo quedó acribillado a balazos.

Fue el único muerto. Y desde Calingasta regresó la partida también a lomo de mula. Hay quienes aseguran que el cuerpo de Morales lo debió cargar su hijo y que cuando el chico llegó a San Juan tenía el pelo blanco del susto que pasó.

La dirigencia bloquista entregó el cuerpo de Morales y a los otros detenidos a la policía. No sólo eso, le informó a los investigadores que Morales había sido el autor material del asesinato de Santamaría y que en el hecho habían participado también Carlos Bossio, Justo Antonio Pereyra y Salvador Rosas. Estos dos últimos fueron detenidos a los pocos días.

Según los diarios de la época, Aldo Cantoni se presentó a la policía cuando llegó la partida de Calingasta. Bossio quedó petrificado al verlo pues estaba convencido que lo habían matado.

La historia se repetiría una vez más

El proceso se inició como homicidio con premeditación y alevosía.

Y terminó siendo un “suceso revolucionario”.

La violencia política y el crimen, no eran patrimonio de un solo partido.

Algunas cosas quedaron en claro:

Quisieron matar a Aldo Cantoni para que no asumiera.

Que el atentado fue por encargo.

Que los autores materiales fueron los señalados.

Que los dueños del Diario Nuevo, Domingo Elizondo y Héctor Conte Grand, miembros del Partido Liberal, instigaron el crimen, según declararon los acusados.

Que Leandro Flores, Gregorio Valdez, Blas Amarfil, Ramón Saravia y Eduardo Quiroga, proporcionaron elementos para la fuga y participaron en la preparación del atentado.

La sentencia definitiva dictada por el juez del crimen Manuel Ignacio Castellanos, condenó a prisión perpetua a los autores materiales. Waldo Quiroga, considerado coautor, recibió la misma condena mientras que Flores, Valdez, Amarfil, Saravia y Eduardo Quiroga fueron declarados cómplices y condenados a 15 años de cárcel.

Pero la historia no terminó allí porque a fines de 1927 los autores materiales afirmaron que sus primeras declaraciones fueron sacadas mediante torturas y que habían complicado falsamente a los periodistas Conte Grand —se encontraba ese día en Buenos Aires— y Elizondo.

—Actuamos con el fin muy patriótico de conjurar por medio de la eliminación de un ciudadano, la larga serie de crímenes y barbaridades que cometería bajo su gobierno por cuanto el ciudadano que iba a asumir tales funciones no sería otra cosa que un ciego instrumento de su hermano Federico que fue un verdadero azote para el pueblo de San Juan– sostuvieron los acusados.

Quedó de alguna forma expuesta la posibilidad de que Elizondo y Conte Grand fuera ajenos al hecho. Pudo ser así ya que Diario Nuevo era furibundo opositor a Cantoni y este es muy posible que haya querido cargarles un crimen del que no participaron.

Pero igual que ocurrió cuando los bloquistas sancionaron una ley de amnistía para los autores del asesinato de Jones, en 1929 fue el interventor Modestino Pizarro quien indultó a los instigadores y los autores materiales del hecho sobre los que no había dudas ya que habían declarado su culpabilidad.

Todo había sido producto de “una reacción individual” de buenos muchachos que “habían sufrido cárceles y vejaciones durante los gobiernos cantonistas”.

Un año más tarde, el 21 de febrero de 1930, el juez que dictó la sentencia, Manuel Ignacio Castellano, era abogado del cantonismo y fue asesinado en su casa por elementos de Modestino...

La justicia sanjuanina siempre tuvo color político..

 

Fuentes

Rosalía Plaza - “Aldo Cantoni en mi recuerdo”

Carmen P. de Varese, Héctor D. Arias - “Historia de San Juan”

Susana T. Ramella de Jefferies - “El radicalismo bloquista en San Juan”

Juan Carlos Bataller - “El San Juan que Ud. no conoció”

Juan Carlos Bataller - Edgardo Mendoza - “El siglo XX en San Juan”

José Palermo Riviello - Filipicas argentinas

Periódicos: Diario Nuevo - Debates - La Reforma - El Noticioso

 

“Paradójicamente, Aldo -el "Socialista"- era el acicalado y distinguido, preocupado y ocupado por el bien vestir, por su léxico y pulcritud. Era el bailarín incansable, simpático, galante, el que lucía sus chalet, su moto y sus autos. El deportista, el sibarita, el gran sommelier”.

 

Morales estaba en ese momento defecando y no oyó llegar al grupo. Su cuerpo quedó acribillado a balazos. Fue el único muerto. Y desde Calingasta regresó la partida también a lomo de mula. Hay quienes aseguran que el cuerpo de Morales lo debió cargar su hijo y que cuando el chico llegó a San Juan tenía el pelo blanco del susto que pasó.

 

 

Sumamente ordenado, Aldo se ocupaba de sus negocios. Fue un gran empresario y un astuto administrador. Tuvo un hotel en Calingasta, impulsó el cultivo de manzanas, elaboraba una reconocida Sidra que llevaba el nombre de sus tierras, además del famoso Calvado Calingasta, y creó una empresa, la "Frutícola de San Juan".

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