Valdiviano como lo hacía doña Emilia

 Por Enrique Uliarte

Ingredientes;

-- restos de carne asada

-- cebollas

-- dientes de ajo

-- fideos entrefinos

-- aceite de oliva

-- huevos

-- ají

-- laurel

-- orégano

-- comino

-- sal

En una olla colocar el aceite, dorar la cebolla cortada finamente y el ajo machacado, cuando comienzan a tomar color agregar el agua, las hojas de laurel, el comino, el ají y la sal.
Tan pronto comienza a hervir, agregar la carne asada cortada en rodajas finas, cocinar unos veinte minutos. Por último agregar los fideos entrefinos, mantener el fuego a mínimo hasta que los fideos estén listos, en el momento de servir, añadir los huevos revueltos. Una vez servido agregar el orégano.


Esta comida criolla la disfrutamos contemplando los sal­tos del río Maulé, acompañándola con un Barbera, mientras discurríamos sobre cómo en una cascada el agua puede caer hacia arriba, contradiciendo las leyes de la gravedad.

En el libro "Narración del viaje por la cordillera de los Andes", Roberto Proctor dice sobre la forma en que se conservaba la carne antiguamente: "Los peones viven en viaje exclusivamente de charque o carne preparada del modo siguiente y cuya venta constituye un comercio.

Una vez muerta la bestia, se depositan sus carnes en grandes mantas; luego se lleva bajo una ramada donde se hacinan con capas de sal y se apisonan bien para extraerles la sangre y jugos; pasados unos días se separan y se tienden al sol hasta que se secan y ponen completamente negras.
En este estado se acondicionan en atados para su exportación consumiéndose mucho en el trayecto por mineros y en el mar por marineros. Cuando se sazona con ají póngase en agua caliente haciendo una especié de sopa”.

Esta interesante narración nos muestra cómo años atrás se las ingeniaba el lugareño para conservar y transportar e carne. En una palabra no se hacía problemas, como la patrona, por no tener freezer.


Mi amigo el filósofo dice: “Adulación es el arte de decirle a una dama exactamente lo que ella piensa de sí misma".

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Enrique Uliarte
Valdiviano como lo hacía doña Emilia. Por Miguel Camporro