SALVADOR MARIA DEL CARRIL: Tan polémico como Sarmiento

Admirado y rechazado por su trayectoria, fue gobernador de San Juan y ocupó cargos en los 3 Poderes de la Nación.




Conoció el poder y el prestigio tanto como la pobreza y el exilio. Fue aliado o enemigo (o ambos en distintas épocas) de los líderes más influyentes del país en el siglo XIX. 

Nació en agosto de 1798 en una familia acomodada y mientras estudiaba abogacía en Buenos Aires se interesó en la política. Regresó a San Juan y en 1823, con 24 años, fue gobernador.

En 1825 para organizar el Estado envióla Carta de Mayo a la Legislatura, uno de los primeros instrumentos políticos en proclamar derechos y garantías previo a la Constitución Nacional de 1853. Uno de esos derechos, la libertad de cultos -que era simbólico para entonces porque en San Juan había una sola persona no católica- le costó el cargo. Debió abandonar la provincia mientras la Carta de Mayo era quemada, asegurando que corrompía a la población.

Si bien Del Carril retomó el control con el apoyo de tropas, renunció al poco tiempo para ser ministro de economía -cargo que ya entonces despertaba amores y odios- de Bernardino Rivadavia en Buenos Aires. Uno de sus detractores era Dorrego.

Las diferencias eran tan grandes que algunos historiadores aseguran que Del Carril fue quien “convenció” a Lavalle para fusilar a Dorrego. 

Por su inclinación unitaria, con la asunción de Juan Manuel de Rosas, tuvo que exiliarse en 1829. Dos años después se casó en Uruguay con Tiburcia Domínguez -tuvo 7 hijos con ella- y regresó en 1852, cuando Urquiza venció a Rosas. Con Urquiza ya mantenía contacto epistolar y participó en la Convención Constituyente que diseñó la Constitución Argentina. 

Cuando Urquiza asumió el poder, el sanjuanino lo acompañó como vicepresidente. 

Mostrarse con Urquiza, despertó nuevos desacuerdos, como el del mismo Sarmiento. Levantó también sospechas. Luego de más de 20 años de exilio y penurias económicas, incrementó vertiginosamente su patrimonio: Compró una estancia de 130.000 hectáreas en La Pampa.

En 1860, Del Carril fue serio aspirante a suceder a Urquiza, pero al final el ministro cordobés Derqui ocupó la presidencia. Una teoría indica que Derqui provenía de una provincia más poderosa. Otra, que a Del Carril le perjudicó políticamente el fusilamiento del caudillo Benavidez, un viejo rival, por hombres que le eran leales en San Juan.

Pero su influencia seguía intacta. Mitre lo nombró ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cargo que ocupó 14 años hasta que se jubiló. Falleció en 1883, con 84 años.

En su sepelio, Sarmiento dijo: “A Del Carril debemos ser hoy argentinos... en 1852 tomó el camino que le indicaban su mayor experiencia y sus vistas de hombre de estado”. La bandera estuvo muchos días a media asta y la prensa nacional llenó varias páginas, aunque no todos dieron el mismo perfil del sanjuanino.

 

 

 

 

Imperdonable

 

Los restos de Del Carril fueron sepultados en el cementerio de la Recoleta. En su mausoleo, está representado sentado en un sillón. El busto de su esposa le da la espalda. Dicen que fue por expreso pedido de ella, que nunca le perdonó a Salvador la vez que publicó en los diarios de Buenos Aires que él no respondería por los gastos que realizaba ella, que consideraba exagerados.

 

 

 

 

Fuente: Diario de Cuyo. 13 de junio de 2007

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Sobre la calle Del Carril