BORJA TORANZO: Abanderada de los patriotas

Pocas personas donaron más dinero que ella en San Juan para la campaña de Los Andes. Pero además, esta acaudalada señora, sin tener que hacerlo, hasta remendó uniformes de los soldados que cruzaron la cordillera.





Al cruzar la calle y ver el cartel surgen varias preguntas. ¿Hombre? ¿Mujer? ¿Un apellido, un nombre extravagante?. Suena raro. Borja Toranzo, ¿quién era? ¿cómo era?

 

Dadivosa. Generosa. Buena gente. Gran corazón. Así la recuerdan unos pocos libros escondidos en la biblioteca.

 

Y ahora bien... ¿cómo es posible que esta dama dadivosa, generosa, buena gente y de gran corazón haya sido olvidada por gran parte de un pueblo al que le dio todo cuanto tuvo a su alcance?

 

¿Por qué una de las mujeres más importantes de la historia sanjuanina pasó, sin pena ni gloria, a formar parte de un interrogante, de un simple cuestionamiento? No hay respuestas concretas y el paso del tiempo parece una excusa.

 

Para volverla al presente, sólo hace falta un pequeño esfuerzo.

 

Sin hacer ostentación de su poderío económico, Borja Toranzo fue un constante ejemplo de vida para todos los que compartieron rumbo con ella y también para aquellos que no tuvieron esa fortuna. Desde el bajo perfil se encargó de ofrecerle a la patria su alma, su trabajo, su todo.

 

Pilar fundamental de las patricias sanjuaninas, doña Borja (nombre de origen catalán, que entre otras cosas significa mujer de gran personalidad y magnetismo) realizó enormes aportes para la comunidad.

 

En vida, su casa fue hogar de muchas familias que no tenían dónde pasar sus días. También allí se reunían las patricias para bordar las banderas que posteriormente fueron donadas a la organización del ejército patriota. Incluso, ella misma se encargó más de una vez de reparar la vestimenta de los soldados que debían combatir por la causa libertadora, cosa que habla por sí sola de su caracter humanitario.

 

Y eso no es todo. Además, Borja Toranzo fue pionera al momento de realizar generosos donativos, tanto en dinero como en alhajas, para cooperar con el Ejército de Los Andes.

 

Ya en 1835 donó a las autoridades locales parte importante de lo que hoy es el sector más antiguo del Cementerio de la Capital, que hasta ese entonces era sólo un proyecto del gobernador Martín Yanzón, debido a que el de Santa Ana había sido destruido por la creciente del río y las iglesias ya no recibían los cadáveres del pueblo.

 

Casada con el distinguido Estanislao de Zavalla y Zavala (era el segundo matrimonio del hombre, quien ya tenía varios hijos de un matrimonio anterior), Toranzo, enviudó siendo todavía una jovencita y con tres hijos propios por criar: Pedro José, Matías y Juana Agustina.

 

Como una muestra más de su enorme corazón, emancipó a sus sirvientes y repartió gran parte de su fortuna entre ellos.

 

Nacida el 10 de octubre de 1759, Borja murió a los 88 años de edad, el 30 de octubre de 1847. Recientemente, su tumba fue declarada "Monumento Histórico Municipal".

 

Su deceso fue muy sentido por quienes la conocieron. Su vida fue un ejemplo para todos y su memoria hoy tiene nombre de calle.

 

 

 

El homenaje

 

César Guerrero, una de las únicas personas que rescató a Toranzo del olvido, la recuerda en su libro "Patricia Sanjuaninas", como "un digno ejemplo de mujer patriota y humanitaria, de principios incorruptibles cuando hay sanos sentimientos, que también supo consolidarse con el dolor ajeno".

 

 

 

 

 

Fuente: Diario de Cuyo. 13 de Junio de 2007

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Sobre la calle Toranzo