San Juan fue una de las primeras provincias que tuvo un periódico

El siguiente artículo fue extraído del libro “Historias contadas con 2 dedos”, de Juan Carlos Bataller, publicado en abril de 2020

 El siglo XIX fue de grandes logros en San Juan.

Ya explicamos en anteriores notas lo asombroso que de una provincia que cuando nació la patria tenía 15 mil habitantes, la gran mayoría analfabetos, hayan surgido figuras como Sarmiento, Salvador María del Carril, Laprida, Guillermo Rawson, Arturo Berutti -autor de la primera ópera argentina- y se hayan producido hechos intelectuales como la redacción de la Carta de Mayo, primera declaración de derechos del hombre que, como es fácil suponer, a instancias de sectores religiosos ultraconservadores, fue quemada en la plaza pública.
Pero, además, a instancia de Del Carril, San Juan fue una de las provincias que primero tuvo una imprenta, gracias a la cual fue también de las primeras en tener periódicos, por supuesto de vida efímera.

Para que nos ubiquemos, podríamos decir que ya los romanos tuvieron sellos que imprimían hojas de inscripciones sobre objetos de arcilla alrededor del año 440 y el 430 antes de Cristo.
Luego, entre 1041 y 1048, Bi Sheng inventó en China —donde ya existía un tipo de papel de arroz— el primer sistema de imprenta de tipos móviles, a base de complejas piezas de porcelana en las que se tallaban los caracteres chinos; esto constituía un complejo procedimiento por la inmensa cantidad de caracteres que hacían falta para la escritura china.
En 1234 artesanos durante la dinastía Koryo (en la actual Corea), conocedores de los avances chinos con los tipos móviles, crearon un juego de tipos móviles de metal que se anticipó a la imprenta moderna, pero lo usaron raramente.? Sin embargo, la imprenta moderna no se creó hasta el año 1450 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg.

Pasarían aun tres siglos hasta que en 1758 llega a nuestro país la primera imprenta, que pasará por varias manos y varios impresos, permitiendo el nacimiento y el desarrollo de la prensa escrita y acompañándola a lo largo de la historia de la Argentina.
La primera imprenta la trae la Compañía de Jesús desde Europa. Instalándose en Córdoba en el año 1758, como parte de sus esfuerzos de evangelización, imprimiendo y repartiendo libros de catequismo a los indígenas.
Fue luego de la expulsión de la Orden que el Virrey Vértiz compra la imprenta y ésta es trasladada a Buenos Aires, donde sería reinstalada y renombrada como la Real Imprenta de Niños Expósitos, acompañando el crecimiento de la ciudad, y el aumento de las tareas administrativas.

Fue en estos talleres donde se editó el primer periódico, el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiógrafo del Río de la Plata, por obra de Antonio Cabello y Mesa, que sería clausurado en 1802 a causa de la censura.
Durante muchos años la Real Imprenta de Niños Expósitos tuvo el monopolio de la edición impresa, siendo responsable de la impresión de los más importantes periódicos de la época, como la Gaceta de Gobierno, del virreinato de Cisneros, la fuente “oficial” de noticias que promulgaba ideas coloniales, y más adelante también el Correo de Comercio de Manual Belgrano, diario de corte opositor al gobierno Español.
Quizá su más importante impreso fue el del primer periódico de la etapa independiente de nuestro país, La Gaceta de Buenos Aires, de Mariano Moreno el 7 de junio de 1810, que inaugura todo un nuevo período en la vida periodística de la nación.

A lo largo de los años seguirá manteniendo su importancia dentro del mundo de la impresión, y es en el año en 1824 durante el gobierno de Rivadavia, que la imprenta pasa a ser sostenida por el estado. La máquina original se entrega al gobierno de Salta, que la seguirá utilizando para comunicados oficiales y otras publicaciones culturales de gran importancia.

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Pero vamos a San Juan. Un año después de aquella primera imprenta del Estado nuestra provincia -que aun no era independiente-, tuvo su primer periódico de brevísima aparición en 1825. Se editó en los días previos a la sanción de la Carta de Mayo impulsada por Salvador María del Carril y fue creado como medio de defensa y promoción de ésta. Como no podía ser de otra manera, con la caída del gobierno de Del Carril a los 2 días de la última publicación se dejó de publicar.

> Su primer número se publicó en 29 de junio de 1825 y constaba de 5 páginas. El segundo, y último, número se publicó el 14 de julio conteniendo 4 páginas.
Se imprimía en una imprenta del estado, adquirida ese mismo año con fondos obtenidos por la liquidación de bienes eclesiásticos, especialmente de los obtenidos por la liquidación de los bienes de los conventos de Santo Domingo, San Agustín y La Merced debido a la clausura y suspensión a perpetuidad de ellos que el mismo había dictado.
Su tamaño era de 26,8 centímetros de largo por 18 de ancho y no hay registros de la cantidad de ejemplares que se imprimieron ni de que se haya vendido algún ejemplar. La mayoría de los textos contenidos están redactados a modo de epístolas, género literario común en el periodismo de esa época.
Algunos historiadores sostienen que los ejemplares de este periódico fueron quemados en la hoguera junto con ejemplares de la Carta de Mayo.
La imprenta era una pequeña minerva, que contaba con primitivos galerones y tipos.
Y adivinó: en esta misma imprenta en 1839 publicó Sarmiento su periódico, El Zonda.

 

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En su primer número el Defensor de la Carta de Mayo publicaba una carta de “un distinguido eclesiástico” que, en este caso, defendía la libertad de cultos. Era habitual en el periodismo de la época utilizar textos epistolares firmados con iniciales o nombres imaginarios, como estrategia para desarrollar ideas