En esta foto aparecen los dos máximos ídolos del ciclismo sanjuanino. Vicente Chancay junto al Payo Matesevach. En la foto tenían alrededor de 27 y 22 años, respectivamente y viajaban a Canadá para competir en los Juegos Panamericanos. Fue allí donde el Payo tuvo el trágico accidente que casi termina con su vida.
Dicen los seguidores del ciclismo que en la historia de ese deporte compartieron el podio de los ídolos máximos sin que nadie se atreva a definir en qué orden los ubicaría. Eran ídolos que convocaban multitudes, porque aparte de ser destacados deportistas tenían un gran carisma. Durante los años sesenta, la época de oro para el ciclismo local, miles de sanjuaninos los esperaban al costado de calles y rutas cuando corrían.
Chancay nació el 26 de abril de 1940 y falleció a los 58 años el jueves 7 de mayo de 1998 tras soportar durante tres años un cáncer. Vicente y seis de sus hermanos fueron ciclistas. Su papá, Julio Argentino Chancay, era un obrero rural que nunca tuvo bicicleta.
Vicente brilló en
ruta y pista, bicampeón Argentino de Kilómetro, doble medalla de plata
Panamericana, se destacó en Chile, Uruguay y Colombia.
El Payo Matesevach falleció el 23 de julio de 2012, a los
66 años, en un hospital de Buenos Aires donde sufrió un paro cardiorespiratorio
en el Hospital Italiano cuando esperaba ser atendido. Luchaba desde hacía
tiempo contra un cáncer de colon y viajaba cada tanto para realizarse los
controles médicos. Antonio había nacido en
Chimbas, el 23 de agosto de 1944. Sus padres, Philip
Matesevach y Jana Jasic, eran de Karlovac, en las cercanías de Zagreb, Croacia
(cuando pertenecía a Yugoslavia) y llegaron al país en 1938 en los albores de
la Segunda Guerra Mundial. Fue
el menor de seis hermanos, tres mujeres y tres varones. Cuatro veces subcampeón argentino de ruta, ganó
dos ediciones de la Doble Media Agua, una vez la Doble Difunta Correa y tres
títulos de la Doble Calingasta para continuar pedaleando en Europa ya que
también compitió en el circuito profesional italiano donde se lució en el Giro
de Firenze y el de Borgosessia.
Fuente: Nuevo Mundo, edición 801 del 27 de septiembre de 2023