Nico Pelaitay: de la Gamela a la Primera División del Fútbol Argentino



El viaje de Franco Nicolás Pelaitay, el capitán actual del Club Atlético San Martín, desde los viñedos de San Juan hasta los campos de la Primera División del fútbol argentino es una historia de esfuerzo, sacrificio y superación. A los 31 años, con más de 120 partidos jugados en el club de sus amores, Pelaitay es un referente indiscutido del equipo verdinegro, pero su camino al éxito estuvo marcado por un trabajo arduo desde su infancia.
     Los Primeros Pasos en 9 de Julio
Nacido y criado en el departamento 9 de Julio, a más de 20 kilómetros de la capital de San Juan, Nico, como lo llaman todos, creció en una familia trabajadora. Su padre, Carlos, se ganaba la vida como encargado de una finca, y desde muy joven, Nico compartía las tareas del campo. En los días de vendimia, trasladaba en sus hombros gamelas de uva de 25 kilos bajo el sol abrasador del verano sanjuanino. “El Nico trabajó de todo acá, en la cosecha, con el azadón, con las palas”, comenta Federico Muro, un amigo de la infancia.
Para entrenar en San Martín, Nico tomaba un colectivo que recorría cuarenta minutos hasta la capital, y luego esperaba horas para las prácticas. El sacrificio físico era enorme, pero su pasión por el fútbol era mayor. A los 5 años, un visionario llamado don "Chichí" Ochoa lo descubrió jugando en las calles y convenció a su padre para que lo dejara formar parte de los campeonatos callejeros. Ochoa fue quien vio el talento innato en el joven Pelaitay, y aunque Carlos, su padre, inicialmente dudaba, eventualmente cedió. “Gracias a él juego a la pelota”, afirma Nico.
El Ascenso a la Primera División
Aunque Pelaitay comenzó jugando en la escuelita de fútbol Santa Rita, su avance en el fútbol organizado fue lento. A los 12 años dejó de jugar en clubes para unirse a campeonatos callejeros, enfrentando a hombres mucho mayores. A los 15, fue convocado por el club Atlético de la Juventud Alianza, donde su ascenso fue meteórico: de sexta división a cuarta y luego a la primera local. Sin embargo, las dificultades financieras casi lo obligan a abandonar su sueño. “No tenía plata para ir, pero me pagaron todo ellos”, recuerda.
Finalmente, San Martín lo invitó a una prueba en las inferiores de AFA. Pelaitay, siempre humilde y trabajador, se destacó desde el principio. Aunque al principio le costó hacerse notar, su perseverancia dio frutos. En 2013, Nico debutó en la Primera División en un partido crucial contra Argentinos Juniors. San Martín luchaba para evadir el descenso y toda la comunidad de 9 de Julio lo siguió desde sus casas, emocionados al ver a su ídolo local en la televisión.
    Gloria Alfaro, su madre, recuerda ese momento como uno de los más emocionantes de su vida: “Cuando lo vi en la televisión me puse a llorar”. Carlos, su padre, también se sumó a las lágrimas de felicidad, recordando todo lo que su hijo había sufrido y luchado para llegar hasta allí.
Un Nuevo Héroe en el Verdinegro
El sacrificio de Nico finalmente comenzó a dar frutos más allá del esfuerzo físico. En febrero de 2014, San Martín le ofreció su primer contrato profesional, lo que le permitió dejar de trabajar en la cosecha. Sin embargo, Pelaitay nunca perdió de vista sus raíces ni el arduo camino que lo llevó al éxito. “Todavía no he ganado nada”, dice con humildad, consciente de que el fútbol es un desafío constante.
En 2024, con 31 años, Nico Pelaitay se ha convertido en un pilar fundamental para San Martín. En la primera mitad del año jugó todos los partidos de la Primera Nacional, convirtiéndose en un referente silencioso pero indiscutible en el equipo. Su capitán, Alejandro Schiapparelli, confía plenamente en él, y Nico ha madurado como jugador, manejando mejor los tiempos en la cancha y evitando los roces innecesarios. 
Hoy, el “pibe de 9 de Julio” es una leyenda viviente para el Pueblo Viejo. Su liderazgo, discreto pero efectivo, ha llevado al equipo a mantener una destacada actuación en la Primera Nacional. Y aunque los desafíos continúan, Nico se mantiene fiel a su estilo: trabajo duro, humildad y pasión por el fútbol.

El Legado de un Luchador

    La historia de Nico Pelaitay es un testimonio del poder del sacrificio y la perseverancia. Desde los viñedos sanjuaninos hasta las canchas de fútbol profesional, su camino no fue fácil, pero su determinación lo llevó a cumplir su sueño. A sus 31 años, sigue siendo un ejemplo de lucha y esfuerzo para todos los jóvenes que sueñan con triunfar en el deporte. Como dijo su amigo Emmanuel Mas: “Vos la luchaste mucho”.
Con 120 partidos en su haber y muchos más por delante, Pelaitay sigue siendo el motor de toda la ilusión verdinegra, y su legado como uno de los jugadores más importantes en la historia reciente de San Martín está asegurado. Desde 9 de Julio, el chico que trabajaba en la cosecha hoy es capitán de un equipo de fútbol profesional. Y aunque la gamela ya no le pesa en los hombros, lleva sobre ellos el peso de toda una hinchada que sueña con verlo llevar al club a nuevas alturas.

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