Son pocas
las obras que no nacen en medio de polémicas sobre su necesidad o momento. Y
como no podía de otra manera, una de las obras más discutidas fue el puente
sobre la Avenida José Ignacio de la Roza que se anunció como el primero de una
serie de cuatro estructuras destinadas a vincular el eje Cívico Cultural,
constituido por los centros Conte Grand y de Convenciones, el Parque de Mayo,
el museo de los dinosaurios y el Auditorio Juan Victoria, además del Teatro del
Bicentenario y el Centro Cívico.
La
inauguración fue el miércoles 7 noviembre de 2018 y el mismo gobernador de ese
momento debió dar explicaciones de la obra. “Podernos comunicar y no solamente
pensar de la misma manera. Para eso están los puentes, para unir a quienes
piensan de una manera con quienes piensan lo contrario, porque quien pensaba
que no estaba bien el puente lo seguirá pensando y quienes opinábamos que
estaba bien, lo seguiremos pensando. Esta construcción no quitará que sea un
lugar de encuentro; encontrar un camino de articulación de las cosas”, dijo
Sergio Uñac.
Por
encima de la utilidad o no de los puentes es oportuno señalar que el puente de
la Avenida Central tiene 60 metros de luz, 6 metros de ancho, un gálibo de 5
metros 10 que permite el tránsito de todo tipo de vehículos, incluso los de
mayor altura.
La
iluminación está constituida por un sistema de lámparas LED de diversas
tonalidades, barandas de seguridad y bancos para que el público pueda descansar.
El piso
del puente lo constituye un entablonado de madera dura de alta resistencia.
La
empresa Perfil tuvo a su cargo la realización de la obra. Gran parte de la
estructura del puente se realizó en el predio industrial de Albardón. Para
transportarlo hasta el lugar de instalación debió ser separado en 4 módulos. El
traslado fue en grandes camiones y se recurrió al uso de grúas para armar las
estructuras principales.
Nunca se
informó sobre el costo de la obra.
Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición
1139 del 29 de abril de 2025
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