De palabras en juicios y prejuicios en torno a Antroponimia aborigen. De la pluma del Dr. César Quiroga Salcedo
Y en no pocos casos, incluso entre personas ilustradas, se da el hecho de
suponer que es una sinonimia utilizar el sustantivo masculino onomástico por
nombre de una persona o por el día del cumpleaños o del aniversario de
nacimiento.
Esta terminología trae notables confusiones no tan sólo entre las personas
comunes sino entre los propios estudiosos que basan sus hipótesis, o que por
alguna causa tocan o rozan tales asuntos, derivados de análisis históricos,
etnográficos, antropológicos o arqueológicos, en los cuales de alguna manera se
hace mención a estos asuntos. Y si tales falsas derivaciones se suceden al acotar
estudios actuales o propios de la vertiente occidental, ¿qué no ha de suceder
con las búsquedas científicas en ámbitos de culturas aborígenes americanas?
Es hacia esos puntos que queremos converger con algunas recomendaciones
encaminadas a los analistas de las ciencias humanas de la América, como punto
de partida desde y para nuestras propias inquisiciones onomásticas cuyanas.
Algo hemos expuesto ya en el capítulo 3 de nuestra Onomástica cuyana pero
conviene ser aquí algo más explícito respecto a la creencia generalizada de que
los conquistadores barrieron con todos los nombres personales de los nativos.
Algo así como si se hubiese concebido como acción de gobierno el borrar,
aniquilar, quemar los registros de nombres propios aborígenes.
Es decir, lograr una ordenada extirpación antroponímica de los nativos para
sustituirla por el nomenclador codificado del santoral cristiano o por el
arrastre de la costumbre española peninsular. A esto queremos y debemos apuntar
en este capítulo.
(*) Ex directora del Instituto de Investigaciones
Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro
de la Academia Argentina de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 445 del 22 de
junio de 2025
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