De palabras en juicios y prejuicios en torno a Antroponimia aborigen. De la pluma del Dr. César Quiroga Salcedo
La totalidad de este proceso, fundamental en la
consideración de los problemas cuyanos, particularmente de los huarpes, ocurrió
durante la segunda mitad del siglo XVI, período que encierra la fundación de las
ciudades de Mendoza (1561) y de San Juan (1562), coetáneamente con la
culminación de las sesiones del Concilio de Trento allá en la vieja Italia
lombarda. En la Lima sudamericana habíase reunido para entonces solamente el
primer e inocuo Sínodo de 1551, casi sin vigencia ni perfil dogmático o
doctrinal, dejado de lado incluso por las conclusiones del Tercero y más
importante de 1583. Entre ambos, el Segundo Sínodo Limense
de 1577, que llegó a cumplirse parcialmente a pesar de que fuera puesto en
plena vigencia por el Tercero y último.
Estos Sínodos son de
particular importancia para nuestro tema por varias circunstancias. En primer lugar
porque de ellos surgen todos los catecismos trilingües en español, quechua y
aymara que proyectan su vigencia hasta entrado el s. XIX. El Decreto Conciliar
admite que al indígena no se le debe compelir a entender las verdades de la fe
en latín, ni siquiera en castellano, salvo que así lo solicitase, sino en su propia lengua, o al menos en alguna de estas
dos lenguas generales, en caso de no tener traductores o curas que las puedan hablar
(1)
(1) El Tercer Concilio, Sesión Primera, cap. 6, considera la necesidad de la confesión entre indios, planteándose los casos de aquellos que carecen de confesores. Para ellos se dispone que los obispos tomen las medidas necesarias para conocer su número, estado y situación. De manera de proveerlos de curas que pudieran entenderlos en sus lenguas (Durán 1982: 142 y 178, n.125.).
(*) Ex directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas
Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina
de Letras
Fuente: Publicado en La Pericana, edición 454 del 24 de agosto de 2025
Ver más artículos de Jugando con las
palabras