El siguiente artículo fue extraído de LEGADO, revista del Archivo General de la Nación de la República Argentina, publicación digital N° 4 de septiembre de 2016

El
axioma popular de que “nadie es profeta en su tierra” tiene su excepción
en la figura de Sarmiento. Los sanjuaninos siempre estimaron al gran
maestro como a uno de sus hijos más encumbrados y, por ello, no debió extrañar
que los homenajes en su memoria fueran suscriptos sin demora alguna. De este
modo, el 6 de septiembre de 1893, los señores Andrés Garramuño y Eliseo
Guardiola solicitan al poder ejecutivo provincial para que éste arbitre los
medios para erigir un monumento en homenaje a Sarmiento. 
La idea fue aceptada de inmediato y, el 11 de aquel mes, al recordarse un nuevo
aniversario de su paso a la eternidad, fue colocada la piedra fundamental de su
futuro memorial en la plaza 25 de mayo de la ciudad capital.
Posteriormente, el 20 de junio de 1897, Abraham Vidart, por aquel
entonces presidente de la Cámara de Senadores, presentó un proyecto de ley para
levantar estatuas a Sarmiento, Guillermo Rawson y Salvador María del Carril.
El proyecto se convirtió en ley el 21 de julio de aquel año e, inmediatamente,
se creó una comisión integrada por Rafael Igarzábal, Enrique Godoy, Domingo
Morón y Carlos Doncel. Este último era, por aquel entonces, el gobernador
de la provincia de San Juan.
Igarzábal, durante el mes de noviembre de ese año, firmó el contrato artístico
con el escultor Víctor de Pol. Nacido en Venecia en el año 1865, de Pol
estudió en la Real Academia de Bellas Artes de Lucca y en la Academia de Bellas
Artes de Florencia, donde tuvo de maestro a Augusto Passaglia. Fue discípulo de
Giulio Monteverde. En el año 1887, arribó a la Argentina, convocado por el
ministro José Ramos Mejía para decorar el edificio del museo de Ciencias
Naturales y otros edificios públicos de La Plata (fue el responsable de los
tigres dientes de sable que custodian las escaleras de acceso al museo). 
Ese mismo año retrató a Sarmiento; de Pol fue el único escultor que lo
retrató en vida.
De sus manos, también surgieron el mausoleo de Sarmiento en el cementerio de la
Recoleta, la Cuadriga que corona el edificio del Congreso de la Nación, la
estatua de Trejo y Sanabria en la Universidad de Córdoba, el mausoleo del obispo
León Federico Aneiros en la catedral metropolitana, el monumento a Aberastain
en San Juan y el busto de Figueroa Alcorta en la Casa Rosada, entre otras
tantas obras. En mayo de 1899, ya se encontraba listo el yeso de la estatua y,
casi un año después, esta fue fundida en bronce en la fundición artística de
Garzia. De Pol bautizó a su grupo escultórico bajo el nombre de “Sarmiento
educacionista”.
Como podemos deducir, fue representado en su faz de maestro. Sentado en un
sillón, viste un saco abrochado. Su rostro, reflexivo, sereno pero al mismo
tiempo riguroso, revela el carácter del gran educador. Sus ojos miran hacia el
horizonte con la misma determinación que lo caracterizaba en vida. Sobre su
regazo se encuentra abierto un libro. A su izquierda, se encuentra un niño que
lo observa y escucha atentamente. Asimismo, acaricia paternalmente a una niña
que se ubica a su costado derecho, la cual también porta un libro abierto.
El conjunto mide 3 metros de alto y pesa 2 toneladas. A diferencia de la obra de
Rodin, la estatua ejecutada por De Pol, si bien contempla el carácter
psicológico de Sarmiento, es una obra que se ajusta al retrato real del
sanjuanino. Por este motivo, fue aceptada unánimemente y su autor recibió las
felicitaciones por la lograda figura.
La inauguración del monumento finalmente se concretó el 17 de noviembre de
1901.
La plaza 25 de mayo, escenario del acontecimiento, fue decorada acorde al clima
festivo del evento con luminarias a gas. El acto fue multitudinario y contó con
la presencia de las delegaciones de las escuelas normales y del Colegio Nacional,
de representantes de todas las provincias y del poder ejecutivo y legislativo
provincial y nacional, así como de legaciones extranjeras y del Regimiento 4°
de Infantería. También estuvieron presentes su autor, Víctor de Pol, y
familiares de Sarmiento (entre ellos, su hermana María del Rosario y su nieto
Augusto Belín Sarmiento).
Se pronunciaron en el acto: Aureliano Gigena, ministro de gobierno; David
Chávez, gobernador de la provincia de San Juan; el intendente Agustín
Cabeza; Dalmiro Balaguer, por la cámara de diputados de la Nación; el
coronel Carlos Sarmiento, en nombre del ejército, y Arturo de la Rosa
Ponte, en nombre del centro sanjuanino. 
Los festejos incluyeron fuegos artificiales y bailes.
 
                    
                 
                    
                