La tarde se va cansando
oro y nieve en arrebol
y en agonía de sol
el cerro se está quemando
llega la noche apurando
con llovizna y ventarrón
y en tupida cerrazón
de negro campo desierto
como vela de algún muerto
sangra la luz de un fogón.
Muerta una estrella perdida
vago y fugaz resplandor
como a veces el amor
en los hombres y en la vida
entonces de la dormida
guitarra del payador,
surge una copla que es flor
de escondido sentimiento
aprendida con los vientos
de la ausencia del dolor.
Arriero soy y cantando
no alcanzaba a comprender
que mi copla al florecer
es vida que voy quemando
destino de andar rodando
contra lluvia y ventarrón
la llama de mi fogón
que la sombra aprieta tanto
es heroica como el canto
que nace en mi corazón.
Letra: Buenaventura Luna
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