Quiénes pueden padecer un brote psicótico

Dos psiquiatras explican los factores desencadenantes del colapso que sufrió Matías Alé. ¿A cualquiera le puede pasar?

Luego de que Matías Alé se convirtiera en noticia por haber sido el protagonista de un episodio violento que terminó con el actor internado en un psiquiátrico, surgieron las primeras especulaciones sobre el motivo de lo que se tituló “brote psicótico”. Una vez que se dio a conocer que el test toxicológico no encontró ninguna sustancia en la sangre de Alé, empezaron las especulaciones sobre qué puede provocar una situación tan al límite y la más preocupante: ¿Todos podemos sufrir un brote psicótico?

“Un brote psicótico no lo tiene cualquier persona”, explica la psiquiatra Blanca Huggelmann y agrega: “Se da en una persona con una personalidad predispuesta a una descompensación psicótica, salvo que la caída psicótica sea por efectos tóxicos, drogas o alcohol”.

Asimismo, la especialista indicó que “si hablamos de un ‘brote psicótico’, lo hacemos dentro del contexto de una esquizofrenia, un trastorno psiquiátrico mayor, que empieza aproximadamente a los 15 años y va evolucionando con brotes. Cada brote deja deterioros”.

Ahora ¿qué es un puntualmente un brote psicótico?
Según Huggelmann “un brote es una desconexión total con la realidad, donde el juicio se desvía”. En ese sentido, añadió que “en el caso de la esquizofrenia, aparecen alucinaciones visuales, auditivas, sinestésicas –sensación de que ‘le caminan cosas’– y delirios porque hay una realidad que se torna incompatible con el psiquismo del individuo. No es una persona en su sano juicio, por lo que no se le puede imputar nada”.

El psiquiatra especializado en psicopatías Hugo Marietan agrega que la “desconexión con la realidad se muestra en acciones agresivas, extravagantes y religiosas” y que “la persona se convierte en un ser peligroso para sí mismo y para terceros”.

La descompensación psicótica es el corolario de una escalada en la fase maníaca del bipolar que da indicios para tener en cuenta. “Las fases de descompensación no son en el día, o de un día para el otro. Empieza con cambios de conducta unos días, o un tiempo antes: el individuo empieza a estar más verborrágico, habla mucho, hace más de lo que habitualmente hace, tiene insomnio y cefaleas”.

Por último, agrega que las descompensaciones psicóticas también “pueden darse en el trastorno límite de la personalidad” y que, entre los factores desencadenantes, puede haber “una relación conflictiva puede descompensar”, se trate de una relación de pareja o de algún vínculo familiar.

 

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