La odisea de cruzar el río

Atravesar el río San Juan era toda una odisea antes de que se construyeran los puentes. El rio con sus caudales fluctuantes, especialmente en las épocas de verano, fue siempre un problema. Más de uno fue arrastrado por la corriente.
















Los cuarteadores
En las márgenes había baqueanos que “cuarteaban” a los coches cuando estos se quedaban estancados en medio del cauce, arrastrándolos mediante el uso de sogas. Por supuesto, cobraban por el servicio.





La Cautiva

Este lanchón, llamado “La Cautiva”, se utilizaba en Calingasta para cruzar el río a la entrada del pueblo. Hasta que se construyó el puente, era la única vía de acceso ya que de no hacerlo en el lanchón, el río tenía que cruzarse a caballo. “La Cautiva” fue construida y explotada por particulares mediante una concesión del gobierno. Tenía capacidad para tres autos o dos camiones y desembarcaba en las inmediaciones del cerro El Calvario, en terrenos de la finca de Mariel, posteriormente adquirida por la familia Merino.

 




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Fuente: Publicado en Nuevo Mundo, edición 300 del 19 de julio de 2021




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Los cuarteadores - En las márgenes había baqueanos que “cuarteaban” a los coches cuando estos se quedaban estancados en medio del cauce, arrastrándolos mediante el uso de sogas. Por supuesto, cobraban por el servicio.
La Cautiva - Este lanchón, llamado “La Cautiva”, se utilizaba en Calingasta para cruzar el río a la entrada del pueblo. Hasta que se construyó el puente, era la única vía de acceso ya que de no hacerlo en el lanchón, el río tenía que cruzarse a caballo. “La Cautiva” fue construida y explotada por particulares mediante una concesión del gobierno. Tenía capacidad para tres autos o dos camiones y desembarcaba en las inmediaciones del cerro El Calvario, en terrenos de la finca de Mariel, posteriormente adquirida por la familia Merino.
La Cautiva - Este lanchón, llamado “La Cautiva”, se utilizaba en Calingasta para cruzar el río a la entrada del pueblo. Hasta que se construyó el puente, era la única vía de acceso ya que de no hacerlo en el lanchón, el río tenía que cruzarse a caballo. “La Cautiva” fue construida y explotada por particulares mediante una concesión del gobierno. Tenía capacidad para tres autos o dos camiones y desembarcaba en las inmediaciones del cerro El Calvario, en terrenos de la finca de Mariel, posteriormente adquirida por la familia Merino.
Los cuarteadores - En las márgenes había baqueanos que “cuarteaban” a los coches cuando estos se quedaban estancados en medio del cauce, arrastrándolos mediante el uso de sogas. Por supuesto, cobraban por el servicio.